El otro “abrazo de Acatempan”
Por: Javier Torres-Medina.
Contexto de la consumación
En septiembre de 1816 fue nombrado virrey de Nueva España Juan Ruiz de Apodaca, sustituyendo a Félix María Calleja el 20 de septiembre, de los cuales no había a quien irle de duros y enérgicos. Muy a propósito para contener una insurgencia que para esas fechas ya casi no existía.
Apodaca se estrenó con un triunfo al encaminar sus acciones contra la incursión de Francisco Xavier Mina, el romántico navarro que intentaba liberar a estas tierras y que el 15 de abril de 1817 había desembarcado en Soto la Marina con 308 voluntarios procedentes de Londres y Nueva Orleans. Mina hizo público un manifiesto afirmando que no combatía la soberanía española en sus territorios de Ultramar, sino la tiranía del rey Fernando VII. No obstante, se autoproclamó general del “Ejército Auxiliador de la República Mexicana” y el 24 de mayo empezó a avanzar hacia el interior del país para unirse a los insurgentes de Pedro Moreno en el fuerte del Sombrero, al noreste de Guanajuato.
El episodio fue tan lamentable como corto…la tragedia se ensañó contra Mina. Apodaca envió una columna al mando del mariscal de campo Pascual Liñán, quien despuésés de una activísima campaña hizo prisionero a Mina en el rancho del Venadito, cerca de Silao, el 27 de octubre. Desde ese entonces, el virrey ostentó un título otorgado por esa “hazaña”: Conde del Venadito (aunque a su esposa el titulo no la hizo muy feliz porque el populacho le empezó a decir “la Venadita”).
Con Mina fusilado el 11 de noviembre, la insurrección parecía nuevamente haber llegado a su fin. Las acciones de guerra en los tres primeros años de su mando las resume así un biógrafo suyo: Acciones de guerra y fuertes conquistados, 309; en las que tuvieron los insurgentes 10.000 muertos y 6.216 prisioneros; la artillería tomada ascendió a 255 cañones, 27 obuses de todos los calibres, 10.453 armas de fuego y 5.108 blancas; los caballos tomados fueron 5.678 ensillados y 11.780 en pelo. Como una estrategia para acabar definitivamente con la insurgencia, Apodaca decretó una política de amnistías. Las cédulas expedidas de indulto durante su gobierno fueron entre 55.000 y 60.000.
Apodaca, cuyas filiaciones ideológicas lo ponían en desacuerdo con la Constitución de Cádiz y los regímenes liberales, llegó a concebir la idea de amurallar la Ciudad de México para impedir que fuera capturada por los insurgentes. Una serie de acontecimientos se precipitaron entonces. En 1820 en España triunfaba la revolución liberal. Con esto quedó definitivamente extinguido el Virreinato de la Nueva España y resurgieron las provincias constitucionales establecidas en 1812. La constitución fue restablecida en Nueva España el 31 de mayo de 1820 y Apodaca tuvo que suscribirla ya que pasó a ser Jefe Político Superior de Nueva España, con un ámbito jurisdiccional mucho más reducido que el del Virreinato, ya que solamente tenía autoridad sobre la Provincia de Nueva España.
(Continuará)