El otro “abrazo de Acatempan”
Por: Javier Torres-Medina.
¿Quién con aspecto grave y majestuoso
A un solitario campo veo me lleva
Y me transporta hasta una adusta cueva,
A ver a un hombre junto al león y el oso?
José Valdés. Soneto a Guadalupe Victoria, Colección Lafragua, vol. 207.
La Historia de san Juan del Río, al igual que muchas ciudades, villas y pueblos de nuestro país, guarda muchos secretos aun de desvelados por los historiadores. Una de esas historias es la ocurrida en 1821, año de la consumación de la Independencia que, tras once años de guerra civil, había llevado al hartazgo a los diferentes sectores de la sociedad novohispana. Toda vez que la insurgencia estaba prácticamente nulificada y las principales ciudades, tomadas por Hidalgo y Morelos entre 1810 y 1811, habían sido recuperadas por los ejércitos del Rey y vueltas a cierta normalidad.
Dos militares renombrados se mantenían precariamente en actividad y fieles a sus ideas: Uno era Vicente Guerrero y el otro, José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, conocido popularmente por su apodo que el mismo se impuso: Guadalupe Victoria. Guerrero, todavía dirigiendo un ejército, mantenía viva la flama independentista, mientras que Victoria, derrotado y sin fuerza militar, se había refugiado en las selvas de Veracruz.
En este contexto, otro personaje se perfilaba como un gran líder cuyo objetivo era consumar la independencia de la Nueva España. Estamos hablando de Agustín de Iturbide y Aramburu.
Se habla frecuentemente del “abrazo de Acatempan” entre Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, en el que el coronel realista enarbolando un plan de independencia, se encuentra con el antiguo insurgente para convencerlo de unirse para realizar un anhelo: la independencia de la Patria. Independientemente de que el hecho se haya dado o no, poco importa, ya que la unión de fuerzas y el pacto que se dio entre los dos próceres tuvo consecuencias decisivas. El famoso abrazo “existe” porque es una creación, una construcción historiográfica que va más hacia el simbolismo de un pacto, de un acuerdo, de la concordia entre enemigos que se hacen partidarios de un fin supremo.
Esas construcciones crean los mitos patrios. Así nos permitiremos construir nuestros propios mitos. A este supuesto “abrazo” se le han dedicado muchas páginas, pero ¿qué pasó con otros jefes insurgentes como Guadalupe Victoria? Éste buscó un encuentro con Iturbide al enterarse del plan trigarante. Lo relevante e importante para esta historia es que dicho encuentro se llevó a cabo aquí en san Juan del Río. ¿qué importancia tuvo este otro “abrazo” para el proceso de independencia? ¿Qué repercusiones tuvo tal encuentro? ¿Por qué fue en san Juan? Y finalmente nos preguntaremos ¿Por qué se le ha dado más importancia al encuentro de Iturbide y Guerrero y no a este?
Podríamos aventurar varias hipótesis: por desconocimiento y porque habrá que sopesar la trascendencia del encuentro entre Iturbide y Victoria. En la historiografía se trata de manera muy somera quizá porque en realidad lo que provocó fue una desavenencia entre los dos prohombres. (Continuará)