Por El Hombre de Negro
Korn no solo cambió la forma de entender el metal en los años noventa; lo reinventó. Formada en 1993 en Bakersfield, California, la banda encabezada por Jonathan Davis introdujo un sonido crudo, visceral y emocional que dio origen a una nueva corriente: el nu metal, un género que mezcló guitarras pesadas con influencias del hip hop, el funk y la electrónica, rompiendo las estructuras clásicas del metal tradicional.
Su disco debut, Korn (1994), marcó un antes y un después. Pero fue Follow the Leader (1998) el que los catapultó al estrellato global, con temas como Freak on a Leash y Got the Life, que mostraron la oscuridad emocional de una generación marcada por el desencanto, la ansiedad y la rabia contenida.
Korn no solo innovó en el sonido, también en el contenido. Letras que hablaban abiertamente sobre abuso, depresión, abandono y trauma con una honestidad brutal, que encontraron eco entre millones de jóvenes que no se sentían representados por el rock comercial de la época. La voz temblorosa y desgarradora de Davis, acompañada por la afinación grave de las guitarras de Munky y Head, y el bajo percusivo de Fieldy, crearon una identidad inconfundible.
A lo largo de tres décadas, Korn ha evolucionado sin perder esencia. Han experimentado con la electrónica (The Path of Totality), han regresado a sus raíces más pesadas (The Nothing) y han sabido reinventarse tras pérdidas personales y cambios en la alineación. En 2022 lanzaron Requiem, un álbum introspectivo que demuestra que siguen vigentes y conectados con sus emociones más profundas.
Korn no es solo una banda; es un testimonio de dolor, supervivencia y transformación. Su influencia es palpable en generaciones enteras de músicos y fans que encontraron en su música un refugio, una válvula de escape y una forma de resistencia.
A más de 30 años de su creación, Korn sigue gritando lo que muchos no se atreven a decir.