Bitácora 685.-
Juan Carlos Hernández Nieves
Coordinador de la Memoria Histórica Documentada de Tequisquiapan.
Tequisquiapan acaba de pasar uno de esos pasajes que son familiares en la vida de la sociedad originaria, sumemos a este lenguaje cotidiano una de las características más dichas para referirse al pueblo: “atractivo por sus abundantes aguas”.
Ha sido una época difícil para la población por dos situaciones específicas: la pandemia y la inundación, la primera un tanto inusual y la segunda bien conocida.
La historia de las inundaciones se tiene bien establecida entre los pobladores, es decir, no es algo nuevo y esto tiene que ver con el río San Juan que atraviesa la zona de la cabecera y dos de los barrios representativos. En épocas pasadas uno de los conflictos a resolver era la colocación de puentes para evitar muertes entre la gente, evidentemente se dieron algunos decesos por intentar atravesar el río, con el tiempo se fue dando solución a esto, tomemos como ejemplo las acciones artesanales que consistían en colocar piedras para ir cruzando el rio, uno de estos puntos fue el famoso Nauthà o traducido en Paso de Piedra, este punto es hoy el puente peatonal que atraviesa del fraccionamiento Los Claustros hacia el Barrio de la Magdalena, otro ejemplo el puente que se inauguró en la mitad del siglo XIX y que estaba ubicado en la esquina de lo que hoy es Puentecilla (Arroyo de Pelos) y Francisco I Madero, que además debo apuntar fue financiado por la dueña de la Hacienda Grande, doña Guadalupe Velasco de Michaus y apadrinado por Guillermo Prieto, tenemos también el puente de madera, el puente de fierro y el añorado de Las Canoas.
Para el siglo XX en Tequisquiapan tenemos un desarrollo en materia de puentes, hasta hoy se cuenta con 7 puentes a lo largo del pueblo, es de suma importancia aclarar que se han modificado, pues algunos con la creciente del río era imposible su paso y tuvieron que ser levantados a otro nivel. Testigo de esto podemos situarnos en el Puente hoy llamado de la Democracia y observar al sur en el rio, desde ese punto se aprecian los vestigios de aquellas bases para los puentes antiguos.
Ahora bien recordemos las inundaciones que tenemos registro, seguramente en todas las décadas se han presentado, pero las que se tienen en el recuerdo de los pobladores son las de 1926, 1958, 1973-74, 2003, 2007, 2008 y por supuesto la que nos atañe en este texto, la de este 2021, inédita por lo que a continuación narraré.
Gracias a mi compañero Valentín García Márquez, cronista honorario de Querétaro, miembro de la Asociación de Cronistas Municipales del Estado, quien tuvo la amabilidad de enviarme una serie de fotografías de la inundación de 1926 es que podemos atestiguar lo dicho por nuestros antepasados, en dichas imágenes podemos observar la calzada a la estación y otras tomas de la cortina de la presa Centenario, además de una más del cauce del río en el puente Porfirio Díaz en la avenida Juárez.
En este 2021 las lluvias que se suscitaron en sitios como el estado de México hasta llegar a San Juan del Río fueron las que alertaron a la población y las autoridades. Para el 17 de septiembre una tormenta llegó al municipio vecino de San Juan del Río, afectando algunos puntos de la población, para el 18 de septiembre Tequisquiapan entró en esa incertidumbre del posible desbordamiento de la presa Centenario, toda vez que las cortinas laterales estaban a unos centímetros de desbordarse, aquí tengo que apuntar que es esta situación la única que se ha presentado en las distintas inundaciones, es decir, nunca se ha desbordado en la cortina central; las autoridades monitorearon la situación y en coordinación con la CONAGUA se abrieron las compuertas de la presa para comenzar el desfogue de las aguas que llegaban a Tequisquiapan, en este día se declaró semáforo amarillo con referencia al riesgo de emergencias pluviales y se alertaron algunas partes de la cabecera para que estuvieran al pendiente de la información si acaso se tenían que evacuar.
El 19 de septiembre lo inevitable se hacía presente, el semáforo de riesgo pasó a naranja y comenzó a desbordarse la presa en las partes laterales, pues se encontraba al 107% de su capacidad y estaba vertiendo al río 110 metros cúbicos por segundo, a su vez comenzó a inundarse en el transcurso del día la parte de costumbre: Parque La Pila, Centro Cultural, Macondo, Hotel del Parque, Hotel Sol y Fiesta, Plaza Los Arcos, Hotel Los Sauces y por supuesto viviendas próximas al Barrio de la Magdalena que se ubican cerca del río, sin olvidar la zona de las comunidades de San Nicolás y Bordo Blanco, estas dos comunidades tuvieron afectaciones debido a que se encuentran antes de la presa Centenario. En las zonas de la cabecera el nivel del agua alcanzó el metro de profundidad, se cerraron algunas vialidades para evitar algún accidente, se interpuso el semáforo rojo para la población, algunos huéspedes de los hoteles tuvieron que ser rescatados en lancha, El Ejército Nacional a cargo del 7mo regimiento mecanizado de La Llave declaró el Plan DN-III-E en Tequisquiapan. El DIF municipal y la sociedad civil apoyaron en el llenado de costales con arena para utilizar como diques en la inundación.
Para el 22 de septiembre el nivel del agua bajó considerablemente, algunos comercios desalojaron sus pertenecías y otros más estaban en los albergues que la autoridad municipal puso a disposición, localizados en el CDC y la Casa del Artesano. Las acciones municipales se desempeñaron en visitar a los afectados y brindarles apoyo, las dependencias que brindaron apoyo en coordinación con el municipio fueron: Bomberos, Cruz Roja, Protección Civil, Guardia y Ejercito Nacional, así como la sociedad civil que en algunos casos regalaban comida, cobijas y demás para los afectados.
El 25 de septiembre el nivel del agua estaba casi desaparecido y la Guardia y Ejército Nacional apoyaron en la limpieza de los sitios que se habían inundado, los niveles máximos de vertederos alcanzaron los 153.15 metros cúbicos por segundo y poco a poco fue disminuyendo, pero la capacidad de la presa continuaba al 110%. Los puntos de inundación estaban casi libres de agua, solo restaba la limpieza y el recuento de los daños.
El 1 de octubre una situación inesperada, los medios nacionales y locales informaron que Tequisquiapan regresaba a semáforo rojo, pues se esperaba que del río San Juan desfogara una corriente de 184 metros cúbicos por segundo, es decir algo que superaba lo que 12 días antes se había presentado, este día se dio el acto de toma de protesta de la nueva administración municipal, encabezada por el licenciado José Antonio Mejía Lira, quien venía de administrar los tres años anteriores, es decir, además se escribió una página más en la historia del municipio, pues por primera vez un presidente ganaba dos veces consecutivas la presidencia municipal.
El acto fue sencillo y concurrido, el presidente electo no dejó de lado la situación y en su discurso dio empatía a la situación de inundación que estaba pasando el pueblo en esos momentos, dijo en su alocución “reconozco la disposición de quienes al llamado de apoyo desde el primer minuto han estado al pie del cañón, hoy, los escurrimientos de agua han incrementado su volumen, lo cual nos pone nuevamente en estado de alerta…no estaremos solos en la reconstrucción de los daños”. Para ese día en la tarde-noche volvió a inundarse las zonas de costumbre antes señaladas. Lo inédito se hacía ver en ese día, dos semanas, dos inundaciones.
Con el paso de los días Tequisquiapan volvía a los medios nacionales por el estado de alerta en que se encontraba, el nivel del agua en esta segunda ocasión subió más que las semanas pasadas, ahora afectó en su totalidad la escuela Rafael Zamorano y parte del Jardín del Arte. Entre los días 7 y 8 de octubre los niveles bajaron considerablemente y ahora sí, seguía el recuento de los daños.
Al final siempre se buscó culpables, y me parece que no estamos en tiempos de culpabilizar, sino de reflexionar y analizar la historia, la gente nueva se espantaba de las inundaciones, los originarios sabían que eso es familiar, lo que si debemos resaltar es la intención de darle una solución a la situación de inundación, analizar las corrientes del río y como poder darle solución a nuestro pan de cada día, lo repetí y lo seguiré diciendo, no es productivo denunciar en las redes sociales, eso nos limita a una capacidad nula de atención, razonamiento y voluntad, aunque por otro lado no puedo asimilar hoy la situación de frustración que se manejaría si no hubiese redes sociales donde manifestar nuestras inconformidades.
Nos llegó una inundación inédita e inesperada, solamente que se volvió mediática por el simple contexto de la sociedad, pero una cosa es real, eso ha sucedido en la historia de nuestro municipio en todas las décadas, dicen otras opiniones que esto no hubiera sucedido si no se hubiera construido en terrenos donde el cauce del río siempre encuentra su rumbo, pero no podemos competir ni con la historia ni con la naturaleza, es decir, en el siglo XVII los españoles se establecieron en la zona que hoy conocemos como la cabecera municipal, justamente por la cercanía del río, por la naturaleza y lo bello que resultaba esa escena, los naturales estaban desde dos siglos atrás en el Barrio de La Magdalena ¿Quién previó de manera adecuada su estancia?
2021, Año histórico, 470 años de la llegada de los españoles al Barrio de La Magdalena, 305 años de la erección canónica del templo parroquial de Santa María de La Asunción y doble inundación en 15 días, ahí está la historia y la crónica, fundamento inherente de la vida del ser humano.