Por: Margarita Sánchez.
En la etapa del ser humano de los 2 años de edad, se pueden presentar diversos cambios emocionales en el menor, se puede notar que en momentos está amigable y feliz; y en el siguiente, sin razones aparentes, se encuentra enojado y llorando. Esto ocurre, debido a los cambios de temperamento que van teniendo durante su crecimiento, y a la lucha que tienen consigo mismos por controlar sus acciones, sentimientos, impulsos y su cuerpo.
Es la edad en la que el infante desea explorar el mundo, y gran parte de su tiempo, pasará probando sus propios límites y los que presente su entorno; así mismo, que los padres pongan límites también es importante para el desarrollo del niño, esto ayudará a que en un futuro lleguen a ser adultos responsables.
Muchos adultos piensan que, en el momento que niegan las cosas, o ponen límites a los pequeños, es una acción que los hará llorar o entristecer, sin embargo, cuando se hace lo contrario, es decir, no se ponen límites, el niño sentirá falta de atención y cariño.
Es importante mencionar, que al dar demasiada libertad a los niños de elegir lo que deseen, los exponemos a situaciones de inseguridad, por ejemplo, cuando preguntan a un menor de 3 años que desea comer, les transmiten la idea de que no saben hacer algo de suma importancia y, ellos crean la idea de que no los puedes proteger.
Poner límites, favorece la autonomía en el infante, debido a que dan prueba de su voluntad de aprender, el autocontrol y auto limitarse; sin embargo, a esta edad, siempre necesitarán la intervención de un adulto para ejecutar la acción poco a poco de manera repetitiva hasta lograr que el pequeño lo comprenda.
Enseñar al menor las cosas que puede hacer y las que no, y festejar algunas que él suponga que son logros, le dejaran claro que por el momento no puede hacer algunas, sin embargo, menciónale que lo podrá hacer en un futuro, y así el menor podrá discernir este punto.
Cuenta hasta diez, no enfrentes al menor ni le grites cuando esté en un cuadro de berrinche y enojo, el pequeño no tiene aún la capacidad de escuchar ni poner atención cuando se encuentra en caos, llegará el momento en el que se calme, y es cuando podrás hablar con él, demostrando amor y comprensión sin acceder a sus peticiones, de esta manera entenderá que en la vida no se puede conseguir todo a base de gritos, berrinches y enojos.
Cuando los niños pasan por esta edad, los padres suelen invitarlos a hacer ciertas acciones, es decir cuando les dicen lo que tienen que hacer, como ir a dormir, bañarse o alguna otra acción, utilizan la invitación, “¿quieres ir a dormir?”, “¿quieres bañarte?”, el adulto debe ser determinante, usar normas claras y directas, “es hora de dormir”, “es hora de recoger o bañarse”, en ocasiones puedes anticipar el acto determinando tiempos o anticipando, por ejemplo, “un rato más de juego y vamos a dormir”.
Los puntos de referencia también son importantes, diciendo lo que pueden o no pueden hacer, esto les ayudará a forjar su personalidad y a entender lo correcto e incorrecto, así lo tomarán en cuenta para el futuro. Si le dices que si a todo, el infante creerá que todo se puede hacer, y cuando se le presenten dificultades en la vida, no sabrá cómo reaccionar ante estas situaciones, y no podrá evitar la frustración.
Que los niños tengan claros los límites, les permitirá vivir en sociedad, tener un buen comportamiento, y tendrán mejor sociabilidad sanamente en su entorno.