Todo el mundo tiene los mismos miedos
No quiere decir falta de respeto… al contrario quiere decir e invita a formar ideológicamente y política-mente a los ciudadanos, pero sobre todo hay que infundir en los hombres y las mujeres de nuestro tiem-po el respeto al adversario y a sus derechos de lucha en el frente que a cada quien le acomode… y en México existen tantas opciones como sea necesario, es más inclusive están los que no quieren votar ni pensar por nadie ni para nadie, los que de plano repelen hablar de política… aunque difícilmente lo lo-gran.
Todos los partidos políticos tienen un apartado en su declaración de principios, en el que se pondera el promover la cultura cívica, el quehacer y construir de ciudadanía, aglutinar a nuevos militantes por vo-luntad no por coacción, como sucede en los procesos electorales… hoy vivimos en una sociedad que ha perdido de vista la ideología como tema toral de quienes se dicen o están afiliados a uno u otro Instituto Político…
Aunque los partidos políticos reciben partidas económicas para la capacitación, la publicación y la for-mación de bibliotecas equipadas con infraestructura para que ahí se consulten sus textos y se conozca a sus ideólogos e historiadores, esto difícilmente sucede hoy en día…y entonces difícilmente se encuentra gente capacitada con habilidades y competencias para ejercer con lealtad, la representación popular que les confieren sus institutos políticos cuando vienen los procesos electorales… la ideología está ausente… no se le conoce… y los que la conocen no se toman en cuenta desde que los partidos empequeñecieron y se convirtieron en clubes de intereses y de amigos, en membresías que pagan los que más tienen…
Esto dio como resultados reformas que hoy se lamentan… pues aparecieron los candidatos independien-tes, que fueron impulsados desde los nichos del poder en turno… y ahora están pagando facturas… pero…Toda persona tiene (o se ve influida) por un conjunto de ideas, por una ideología, y otra cosa muy diferente es mantenerse bien alejado, tanto de actitudes dogmáticas (adaptación de las ideas a la reali-dad sin verificación alguna), como del papanatismo (dejar que otros piensen por nosotros y no realizar esfuerzo crítico alguno para cuestionar la realidad que ponen delante de nuestros ojos).
Desgraciadamente, nuestra sociedad es más proclive al papanatismo, es decir, a dejarse seducir por el pensamiento ajeno; además, como las personas con cierta influencia y alcance mediático no se caracte-rizan, en su mayoría, por un gran nivel intelectual, ni ético, el siempre reprobable papanatismo campea a sus anchas amparado en ese paupérrimo nivel.