Por: Margarita Sánchez.
El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, un trastorno que incide significativamente en las tasas de mortalidad a nivel mundial.
Existen diversos factores que contribuyen a la aparición de este trastorno, siendo factores sociales, psicológicos y biológicos los principales causantes de esta enfermedad, impactando a personas de todas las edades, sin embargo, son los adolescentes y personas adultas mayores los grupos más afectados.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Es por ello que el objetivo de la conmemoración de este día es la de sensibilizar, orientar y prevenir a la población sobre esta enfermedad.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF), reporta que menos de la mitad de las niñas, niños y adolescentes reciben un tratamiento adecuado, debido a que los cuidadores primarios subestiman la intensidad de la depresión en los menores de edad.
Como ya hemos mencionado, la interacción entre factores sociales, psicológicos y biológicos son algunas de las razones que generan la depresión, a pesar de que no se conocen las causas exactas que provocan la aparición de este trastorno, los genes que se heredan de los padres y que son influenciados por las experiencias que se tienen en la vida también pueden predisponer a las personas a padecer depresión.
Entre los principales rasgos que caracterizan a la depresión destacan la tristeza permanente, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana, aislamiento, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y sensación de cansancio. Sin embargo, es necesaria la intervención médica especializada para un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado.
Existen diversos tipos de depresión, los cuales se diferencian por su duración, evolución y nivel de impacto en el desempeño de actividades rutinarias y relaciones interpersonales, desde el punto de vista emocional, conductual, cognitivo y somático.
De acuerdo con la OMS, los tipos de trastornos más frecuentes son:
Trastorno depresivo grave o trastorno depresivo mayor: este tipo de depresión es considerado como el más grave, ya que es prolongado en el tiempo y con posibilidad de episodios repetitivos. Afecta las actividades diarias como comer, dormir, así como la concentración. Se requiere de tratamiento farmacológico y terapia psicológica.
Trastorno depresivo persistente: es un tipo de depresión moderada que se puede identificar con el síntoma de la pérdida de interés en las actividades normales, cambios en el sueño, baja autoestima, desesperanza, inapetencia, falta de energía y de concentración. El tratamiento incluye el uso de medicamentos y la terapia conversacional.
Depresión postparto: se diagnostica en el primer mes siguiente al nacimiento o alumbramiento. Los principales síntomas son insomnio, irritabilidad, desapego con el bebé, pérdida de apetito. El tratamiento se basa en terapia, antidepresivos y terapia hormonal.
Trastorno afectivo estacional: se produce generalmente durante la estación invernal, coincidiendo con la reducción de horas de sol. Los síntomas característicos son desesperanza y retraimiento social. Se requiere la aplicación de fototerapia, medicamentos y terapia conversacional.
Depresión psicótica: se caracteriza por la presencia de alucinaciones o episodios psicóticos con sentimientos de desesperanza, inutilidad o culpa, fatiga constante, retraimiento social e irritabilidad. Se requiere de un tratamiento farmacológico, conjuntamente con terapias psicológicas.
Enfermedad maniaco depresiva o trastorno bipolar: es un trastorno permanente que genera cambios cíclicos en el estado de ánimo, con altos emocionales (manía o hipomanía) y sentimientos de tristeza o depresión. El tratamiento incluye medicamentos estabilizantes del humor, antipsicóticos, antidepresivos y psicoterapia.
Superar un episodio depresivo requiere orientación médica especializada y apoyo por parte del entorno afectivo y familiar de la persona afectada. Para prevenir la depresión, la OMS recomienda programas que apunten a su reducción. Entre las estrategias comunitarias eficaces para lograrlo, se mencionan los programas que promueven un modelo de pensamiento positivo, mantener un estilo de vida saludable y contacto social. Además, según su clasificación y teniendo en cuenta el criterio médico, se podrán llevar a cabo tratamientos combinados entre terapias psicológicas y/o tratamientos con psicofármacos. Asimismo, debe considerarse la eficacia de los tratamientos psicosociales y la necesidad de apoyos en el acompañamiento durante el tratamiento, para garantizar la integralidad de las personas.
Si requieres atención psicológica, puedes acercarte a las siguientes instituciones para recibir ayuda telefónica gratuita:
Consejo Nacional contra las Adicciones (CONADIC):
Atención en Riesgo de suicidio, Consumo de sustancias, Violencia: 55 41 65 70 00
Línea de la Vida: 800 911 2000
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñoz (INPRFM), de la Secretaría de Salud:
Horario de atención ciudadana: de lunes a domingo, las 24 horas.
Teléfonos: 800 953 17 04 y 55 56 55 30 80
Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE):
El INJUVE, a través del Hospital de las Emociones, apoya a personas entre 12 y 29 años con consulta psicológica gratuita en caso de depresión: Línea Joven: 555 658 1111, 555 341 7488 y 555 795 2054