Escribe: Rafael “Cacho” Flores
Llegó con un batir de alas rotas,
y el desvelo de tantas despedidas.
Frente a la barda como espejo
abandonó su balada,
cuando en el diapasón el verso se extraviaba.
A la calle le dolió su presencia;
la punzada de su boca,
el grito nocturno de su carne:
-tristeza de agua,
canción de ácida desventura
ahogada en azules notas-
Después, el ojo de la luna se abrió,
la noche reventó en el desvelo,
de otras horas.
Regresar con las nubes,
espina de un sueño
en la gris mañana.
Sentir como se derrite
el rostro del total de la gente,
sobre bardas rayadas sin sentido.
La guitarra-bajo
grita entre la nube de un cigarro
una consigna hecha canción.
El solo esta vez,
es una lágrima
que hace surcos en el rostro,
rodar sobre el concreto
mientras ese recuerdo nos da alcance,
en el callejón.