Por: Margarita Sánchez.
Luis Pérez Lezama, director de Investigación Económica en el ThinkLab veracruzano SAVER, notificó que la volatilidad financiera, el nearshoring y las presiones inflacionarias, son consecuencias económicas que ha dejado la guerra de Rusia contra Ucrania, sobre la economía emergente.
El director de ThinkLab, detalló que la invasión de Rusia, aumentó la presión en los precios mundiales de los productos, que aseguró que ya se mantenían un exceso de liquidez, derivado de los estímulos monetarios y fiscales, que brindaron los bancos centrales para sobrellevar la pandemia y agilizar la recuperación.
Rusia y Ucrania, son mundialmente, los proveedores mayores de productos agropecuarios, al iniciar la guerra entre ellos, se presentó la oportunidad de proveer el petróleo y los granos que los países mencionados solían suministrar.
Los bancos centrales, se ajustaron en cuanto a frenar el impacto inflacionario, subiendo las tasas de interés, que subió el fondeo para emisores emergentes, debido al aumento de precios mundiales.
Esteban Polidura, director de Asesoría y Productos para las Américas del banco Julius Baer, señaló que los bancos centrales y los participantes del mercado, no observan las señales donde pueden identificar el futuro de la tasa terminal del ciclo alcista, ni el tiempo en que permanecerán en esos niveles.
Detalló que respecto a la elevación de las tasas en los últimos meses, se deberá permitir que maduren las acciones, y esperar los resultados finales.