Por Andrea Peña
En los primeros días de cada diciembre, los líderes eclesiásticos se reúnen en Belén, vecina de Jerusalén para inaugurar la temporada de Adviento y colocar el árbol Navideño, este año no será así debido a la guerra de Gaza.
Sin fiestas decembrinas ni fanfarrias, el pueblo de Belén se ha visto especialmente afectado por el actual conflicto en la Franja de Gaza, a 50 kilómetros de distancia.
Esta temporada suele ser una gran atracción turística, sin embargo este año, las calles y plazas de la ciudad estaban en su mayoría vacías y sombrías bajo un seco sol invernal.
En una declaración del 10 de noviembre, los jefes de las iglesias de Tierra Santa expresaron su solidaridad con las personas atormentadas por “el incierto destino de sus seres queridos”.
Lo anterior, como una posible referencia a las familias y amigos de unas 240 personas tomadas como rehenes por Hamás y mantenidas en su mayoría incomunicadas.
Por primera vez en la memoria de muchos residentes, no se levantó un árbol en la plaza de la Natividad, donde la iglesia se preparaba para celebrar servicios religiosos despojados de actos festivos.