Luis Andrés Quiroz Cantú
La novela de ciencia ficción de George Orwell titulada “1984” nos lleva en un viaje a través de un mundo corrompido por el poder, un país destrozado desde su punto más interno: el alma de sus ciudadanos, una ciudad despojada de toda individualidad y de su pasado. El autor nos da una lectura desde el punto de vista de “Winston Smith” el protagonista de esta obra, en donde éste intenta liberarse de las feroces garras de “El Partido Interno” que lo conduce por un mundo de mentiras, engaños y traiciones, en ese mundo inhóspito, demacrado por naturaleza “El Partido Interno” una analogía al Totalitarismo implícito, construirá y modificara la realidad según lo necesite para controlar a la población, con la ayuda de la idea del “Gran Hermano” siendo éste la cara pública del partido; la permanente adulación del pueblo. El Partido y el Gran Hermano cambian el pasado, el presente y el futuro a discrecionalidad para enfatizar la veracidad y la permanencia del partido, haciendo de éste la única verdad absoluta, sin permitir forma alguna de refutar ni contradecir al partido, la existencia debe ser un profundo “acto de fe”. El Gran Hermano, es decir el estado totalitario, crea a sus enemigos para permanecer en guerra constante y así arengar a las masas contra ese “enemigo de la patria”.
Winston Smith, compra un libro en blanco, de “hojas suaves como la crema”, en el cual por fin tiene la posibilidad de escribir sus verdaderos sentimientos y desde ese momento logra encabezar una lucha tanto interna como externa para derrocar las ideas impuestas sobre él y sobre todo el colectivo humano, en la cual reflexionará y tendrá que buscar respuestas, porque como afirma “Comprendo el cómo, pero no comprendo el porqué”.
Con 1984, George Orwell describió a la perfección la etapa neoliberal desarrollada en el mundo a partir del derrumbe de la Unión Soviética y el campo socialista, imponiendo la idea del “fin de la historia” y la creencia absoluta en el Estado y la iniciativa privada.
Esta novela nos hace reflexionar sobre la importancia del amor, pues sin éste la existencia biológica se convierte en una mera sobrevivencia, sin sentido. El amor es el sentido de la vida, el entendimiento, la trascendencia, la inmortalidad, la capacidad de asombro, de admiración, de gozo y de plenitud. Cuando se castra el amor, mediante el control ideológico o la tortura, la traición emerge, el desprecio hacia el otro, ya no hay sentido, el ser humano se transforma en el autómata que los sistemas totalitarios necesitan para acumular y centralizar la riqueza. Una crítica a los totalitarismos, 1984 es una novela icónica, recomendable para todos y para todo momento.