Escribe:-Edilzar Castillo.- Q.E.P.D.
Estoy seguro, los hombres de mi pueblo, algún día despertarán, y se darán cuenta que su sol se ha ido llenando de manchitas, quizá porque lo están haciendo viejo y cansado, algo sucede, siento que el pasado nos ha alcanzado, el carretón del basurero trata de devorarnos bajo el nombre de progreso. Millones de hombres, de hermanos, se quejan oscurecidos de trabajo, de ambición, de nostalgia y de ausencia.
Mucha fatiga en los ojos, un grito de dolor rompe el silencio espeso que aguarda así como la lluvia dorada que nos abriga para tener algo de oxígeno. Más la flecha se rompe ante el arco tenso, junto con la respuesta. El pájaro naufraga en el vacío del tiempo, tiempo de motores que transforman el lenguaje que sólo conocen los muertos.
Cuando se explora así mismo en un plano interno, se recurre a la intuición. Un concepto erróneo es que la intuición se contrapone a la ciencia, en realidad la ciencia y la espiritualidad dependen de la intuición pues los más grandes descubrimientos se han logrado a través de saltos creativos.
Si vemos alrededor resultara evidente que la vida es ordenada, una abeja vuela de flor en flor se alimenta y poliniza de acuerdo con un esquema magnifico y ordenado. Millones de años de evolución han producido una magnifica correlación entre la abeja y la flor de manera que ninguna de ellas existe sin la otra. Es por eso que nuestras vidas no pueden ser sustentadas sin esfuerzo. Uno de los obstáculos es percibirnos a nosotros mismos como víctimas, nuestros cuerpos están sujetos a la vejez y a la muerte los accidentes y las enfermedades estas son inevitables e imponderables, las catástrofes y los desastres acechan a la vuelta de la esquina controlados por el caprichoso destino solo de pensar eso, nos provoca sufrimiento y somos víctimas angustiadas de vivir en ese peligro constante, debido los tiempos violentos que hoy atravesamos.
Debemos actuar tratando de desnudar la hipocresía que se respira en el entorno en el que muchos actuamos de acuerdo a nuestros deseos ya que ellos señalan el camino hacia un supuesto crecimiento. No debemos fingir ser mejor de lo que somos ni pretender otra cosa. No caer en la trampa de tener varios rostros para deambular por el mundo. Al final solo tendremos la vasta extensión de nuestro horizonte la cual redundara en la plenitud de nuestro real gozo.
Por las avenidas no cesará el bullicio, los pasos seguirán buscando algo, los autos no podrán olvidar sus prisas, sus ruidos, seguirán con su ligereza de correr como locos todo el día hasta el anochecer, cuando prendan sus luces para seguir en busca de sus demonios quien les hereda laberintos, allí donde todos nos afectamos no solo de personas, sino también de cosas inesperadas.
¿Dónde quedará el hombre y su sombra? Tal vez más allá de la bruma, tal vez, lleno y saciado del mundo fugaz de sueños perdidos, como carbones encendidos antes de caer al mar en imparable suicidio con el canto del grillo.
El silencio seguirá deshojando recuerdos en los sitios donde muchos inclinan sus ojos, cuando la noche empiece a arrastrar su larga cabellera, la luna incendiara los sentimientos cuando los rumores del agua hagan crujir la tierra.
Nosotros sólo seremos esta carne y huesos que nos acompañan, para sentirnos mente y espíritu, los recuerdos se irán con la marcha del sol hacia la garganta del horizonte y nos quedamos en el fondo del crepúsculo puliendo con los sueños nuestra eterna ilusión.