Por. Diego Mercado
Política para Chavos
Las juventudes al igual que el resto de los sectores de la población, vivimos en un mundo hiperconectado, pero es a nosotros, a los jóvenes los que nos afecta más todo el contenido, fotos, videos, música, todos los gráficos que “consumimos” cada segundo, todos los días de la semana los 365 días del año.
Por dos sencillas razones, la primera porque somos los que más tiempo de nuestras vidas destinamos a esta actividad, y la segunda porque estamos en la etapa perfecta de construcción de lo que queremos ser o hacer más adelante. Primero el factor tiempo, de acuerdo a un estudio realizado por Motorola en marzo de este año denominado “Quiz Phone Life Balance, cinco de cada diez jóvenes tienen el celular al alcance de su mano, 12 horas diarias. En otras palabras, el 50% de los adolescentes tienen o me incluiré, “tenemos” el teléfono en nuestra mano la mitad del día.
La relevancia del celular en la vida cotidiana de los jóvenes se hace aún más clara, cuando se habla de redes sociales, pues el 89% de los encuestados refirió por lo menos tener 3 redes sociales distintas. Sólo un 2% dijo que lo tenía en su mano una hora o menos. Los datos son impresionantes, pues de acuerdo al Quiz, todos los días estamos viendo diferentes contenidos, desde podcast, vídeos, películas, series, hasta clases, investigaciones o solamente somos atrapados por los algoritmos de apps de ocio que nos ofrecen cientos de miles de gustos.
Pero bueno, consumir tanta información, ¿está mal? Tener tanta accesibilidad a ella, ¿nos limita el pensamiento creativo? O ¿alimenta nuestra forma de ver el mundo y nuestra concepción de futuro desde mejores espacios y análisis? Vayamos parte por parte, somos conscientes que los excesos nunca son buenos, nunca. Así que pasar tanto tiempo en el teléfono no es la mejor manera para allegarnos de información o de experiencias.
Y ahora, lo segundo y va de la mano de la pregunta básica ¿Cómo construir un pensamiento de futuro sano, con tantos estímulos?
Las tecnologías han transformado la manera en que aprendemos, leemos, nos informamos, entretenemos, vemos películas, series, escuchamos música y básicamente, nos relacionamos con los demás. Se trata, sin duda, de transformaciones muy recientes y muy dinámicas. Debemos elegir bien. Aquí es donde entra el pensamiento crítico. Debemos buscar entre la multitud de oferta, lo que nos ayude, nos construya y nos mejore. Debemos alentar por consumir información enriquecedora, que eleve nuestras expectativas y nuestra propia visión de vida. Sí al contenido, de calidad. Sí a la tecnología con responsabilidad.