Por Susi Robles Reyes
Repetir lo que se ha vivido en México es ahondar en la tragedia, lo rescatable de esto es voltear la mirada a lo que hemos hecho con la naturaleza, parece que nos creemos dueños de sus bellezas, de sus riquezas y hemos de reconocer que todos somos responsables de ello, unos de una forma otros de otra.
Hoy es una oportunidad para la unión entre mexicanos y queretanos, de nacimiento o de corazón, elegir dónde y cómo participar fue pensado, analizado y consensuado.
La empatía, solidaridad, la unidad y organización ciudadana, para innovar bien el México que queremos, para darnos cuenta de que todos somos corresponsables y poner manos a la obra, participar en la seguridad de mi colonia, participar de la educación de mis hijos con las escuelas, retomar valores desde el hogar, testimoniar lo positivo desde tu persona.
El tema de hoy salir adelante, esta es una oportunidad de tomar consciencia de lo que hacemos y lo que no, ser ciudadanos activos, participativos, mucho por hacer en cuestión de política, sí, pero eso lo podemos hacer recordando siempre que hay prioridades en la vida, en los gastos públicos, hoy les contaré de San Marcos Totoloapan, Morelos.
El viernes 29 de septiembre partí a Morelos, llevando parte de lo que se recaudó en UNIVA Querétaro, en especie y efectivo para comprar láminas que anteriormente me informé hacían falta en este poblado. Gracias a lo aportado en la universidad y personas de buen corazón de San Juan del Río, se pudieron adquirir 21 paquetes de láminas, en especie picos, palas, artículos para primeros auxilios, despensa, pañales, lámparas, etc.
Palpar la realidad de familias que vieron caer sus hogares en un abrir y cerrar de ojos, escuchar que lo que más les importaba era que todos estaban vivos, que no habían tenido un solo muerto en todo el pueblo, es cuando ves el corazón de personas que, sin nada, lo tienen todo.
Caminar bajo la lluvia, enlodarte, era lo de menos porque la mirada de esperanza ante lo derruido era mayor, decían; si empecé con una chocita de varas y lámina, puedo volver a empezar, tengo a mi vieja a mis hijos, todos vivíamos aquí, decían otros, en una casa de 6 a 8 familias, que en su dolor te daban una lección de fortaleza, de esperanza, no estamos solos, Diosito nos ayuda, me platicaron del Cristo de su iglesia al que no le pasó nada, y la iglesia se cayó, pero Él está ahí, solo dos deditos lastimados, pero de pie. Entre su fe, su deseo de sacar a sus familias adelante, te das cuenta que mientras menos necesitas, más tienes, que la vida es la oportunidad de dar lo mejor.
El corazón en muchos momentos lloró al ver a un niño escarbar entre los escombros para sacar un pedacito de su tráiler de plástico y ser feliz levantando lo que fue la caja, preguntando si volveríamos con juguetes para ellos, sin pensarlo les dije, sí, doña Jacinta que rescataba sus delantales rotos y remendaría porque estaban buenos, don Polo, que en más de 35 años le construyó su casa de tres pisos a Rosita y estaba seguro que nunca se caería porque había superado el terremoto del 85, sus manos habían roto 3 mazos porque ahí sacaba el dolor, cuando ella no estaba, en la soledad, en silencio y tuve la dicha de escucharlo, agradecida le dije, eso es lo mejor, que deje ahí ese dolor, que rompa con sus manos esas paredes y pisos que con tanto cariño puso y que hoy limpia para hacer, como dice, una casita de lámina para levantar poco a poco su hogar, que sus nietos e hijos vean que sí se puede; la historia de doña Felicia que tiene cáncer y tiene que viajar cada semana a la ciudad de México a su tratamiento y tiene esperanza de sanar porque la casa se levanta poco a poco, eso es material, el pequeño que con unas burbujas nos regaló una gran sonrisa de esperanza y así puedo seguir contando tantas historias que estrujan mi corazón, que me dicen que el ser humano es la creación más hermosa, llena de misterios.
Ser el medio de muchos corazones bondadosos que ayudaron es un honor, ni la vanidad, ni la frivolidad o deseo de sobresalir mueven mis acciones, es el corazón, es la vida que me ha regalado muchas experiencias, es el deseo de servir y dar lo mejor al otro, porque finalmente nada nos llevamos, sólo aquello que se hace con el corazón brillará por siempre, aquello que se hace en equipo te rehace, te forma, te enriquece y te invito a hacer de tu corazón un gran centro de acopio, aún hay mucho por hacer, la esperanza, la tragedia, la oportunidad de rehacernos como ciudadanos interesados, participativos, activos e informados siempre para salir adelante unidos de la mano.