Por Claudio Osornio
*** El Nuevo México está a la vuelta de la esquina
Las campañas políticas han llegado a su fin y sin embargo en el ambiente ha quedado la sensación de que algo faltó. Al tiempo de reconocer que los candidatos realizaron todo su esfuerzo y entregaron toda su energía, para obtener los mejores resultados, es necesario apuntar también, que los electores mexicanos están más despiertos que nunca.
El Estado de Querétaro es la mejor prueba, de que hoy el llamado “voto diferenciado” se manifestará en toda su amplitud, y con todas las secuelas que en ello deriva. Sería un error pensar que hoy los mexicanos, y en especial los queretanos, permiten ser manipulados. Nada de eso, todo lo contrario.
Por ello estamos ciertos que las 18 elecciones municipales y los 25 distritos locales en disputa, estarán cargadas de altas expectativas, ante el resultado final del próximo domingo 1 de Julio. No obstante todo ello, existen aún algunos “políticos tradicionales” que están resueltos a sobrevivir, al periodo de extinción que se avecina, para dicha especie. El nuevo México está a la vuelta de la esquina.
Y es que lo que la gente espera de su llamada “clase política” es justamente, que los distinguidos miembros que la integran, se percaten del cambio radical que ha tenido la base de electores. Hoy no importan ni las formas, ni los fondos, sólo el sentido común. En otras palabras, pareciera que estamos frente a la última elección de “su tipo”.
La apología del asistencialismo es una amarga medicina -sobre todo para los teóricos- que algunos servidores públicos han comenzado a practicar con éxito. La reelección tal y como está contemplada en la ley electoral, es sólo el primer escalón de una larga escalera, que sólo a partir de un movimiento social de gran envergadura se podrá remover.
Una vez reinstaurada en el código genético del mexicano promedio, la reelección de cargos públicos como alcaldes, diputados locales, federales e incluso de Gobernadores y el mismo Presidente de la República, será la “panacea” de una nueva clase gobernante que no necesariamente tendrá que estar “manchada” por el “estorboso” quehacer político.
Empresarios, artistas, deportistas e incluso “hombres de fe”, que mantengan cierta popularidad serán literalmente “embullidos” por unas famélicas cúpulas partidistas, que luego de tocar fondo en futuras elecciones, buscarán cualquier tabla de salvación para sobrevivir.
El nuevo México estará cimentado en todas las amargas experiencias que dejaron, por lustros, la corrupción y la impunidad de la llamada “clase política”. Una cosa esta clara: para las siguientes elecciones; es decir las del 2021, no nos vayamos más lejos, asumirse como un “político” será de entrada un suicido electoral.
Las actitudes, los modos y la esencia del político tradicional están en etapa de extinción. Es seguro que con el tiempo y sobre todo con los “errores de cálculo” que desde luego cometerá la “nueva clase Gobernante” el político tradicional regresará por sus fueros. Pero mientras eso ocurre, deambulará sin rumbo.
Así las cosas, nos leemos en la próxima entrega…