Deje mi piel desgarrada en las púas del destino. Hoy el zombie que dejaba el rastro con su sangre pierde el embrujo, pero no es liberación si no la condena de su alma
Ya no respiraba solo mimetizaba, ya no soñaba solo controlaba su pesadilla, ya no lloraba, los muertos no lo hacen, ya no tenía esperanzas si ni siquiera vivía.
¡Oh dolor del pecho ¡ ya no me ahogues que aun siento, ¡oh vidrios que licuan mi alma! Pulverícense por piedad, fúndanse y fluyan por mis venas aunque el dolor siga su cauce.
Y es mi culpa lo admito, que mi corazón se halla secado, pero que hacer si la armadura es fútil ¿cómo meter el aliento dentro de un cascabel, Si al igual en mi no puede estar? ¿Es bondad o es maldad pensar en el daño que se pueda causar, Causando daño para alejar? ¿Es egoísmo o es piedad, querer alejar de mis navajas los pétalos de la rosa Echándola al fuego?
¡Qué maldita mi conciencia que aplasta mi vanidad!, ¡que maldita mi decencia que mutila mi impaciencia! Si no soy lo que soy por querer ser lo que no soy.