Entre el misterio y el temor de ofender.
Escribe Lic. Roberto Jiménez Salinas
*** En el limbo el origen histórico de El Santito… pero era el camino al Barrio de san isidro y al de la Concha
*** Un símbolo para detener el mal, una advocación no se sabe, pero ahí está aun la hermita a El Santito
En la década de los 70’s y 80’s existía y existe un lugar emblemático para los jóvenes de aquella época ahora adultos que gustaban de dirimir cualquier tipo de diferencia que ofendiera el honor a su persona, a su escuela o a su equipo de fútbol.
En la antigua salida a los Barrios de la Concepción y del Espíritu Santo se construyó una especie de humilladero o calvario al que se le conoce solamente como “El Santito”, los historiadores no se ponen de acuerdo sobre el origen y los fines para el que fue construido, pero lo datan en el siglo XVII al XVIII. Al tenor de las leyendas y consejas se dice que fue colocado ahí para detener al mal que por aquellos entonces se aparecía en la ribera de Río San Juan, el puente de Fierro y las huertas vecinas, pudo también ser el inicio o el final de un Víacrucis.
La actual calle de Ignacio López Rayón terminaba en un obscuro callejón, lleno de maleza, casi al final de la calle y a espaldas de El Santito existía un terreno que en tiempos de lluvia se empastaba y era ideal para el futbol, se ingresaba a dicho terreno justo a un costado de la bella construcción, y era ideal para ir a cosechar chirimoyas, nueces y guayabas, por supuesto que sin permiso.
El campo del Santito fue el lugar ideal para los duelos “entre hombres” todos claro en edad escolar, por problemas de amores u otro de carácter personal, los agraviados se enfrentaban a golpes “sin que se metiera nadie” y al final de la justa se daban la mano y el problema terminaba y pobre de ellos si no cumplían con lo acordado: El Santito los estaba mirando, y asi los amigos y El Santito fungían de testigos.
Se hacían retas entre equipos de las emblemáticas escuelas secundarias La Antonio Caso y Centro Unión, debatían ahí sus diferencias, y si querías que te tuvieran por muy hombre debías ir ahí por la noche y recoger una prenda que se había colocado ese día por la tarde en un lugar convenido, al recoger la prenda te caía encima una turba que casi te mataba del susto, erán los amigos quienes te daban así la bienvenida al grupo.
De todo lo anterior no se debía de enterar la policía, las autoridades escolares o los padres de familia, pobre de aquel que denunciará el hecho pues era aborrecido por propios y extraños.
El Santito es un relieve tallado en cantera morena de la región a manera de medallón, se puede observar la efigie de un Jesús Nazareno de rostro dulce con la Cruz a cuestas, un tanto desgastada por el tiempo y el humo de las veladoras, luce a manera de protección una celdilla de lámina empotrada en un marco de cantera.
Querido, respetado y temido, El Santito ha marcado a todas las generaciones en San Juan del Río, Querétaro, por su misticismo, por ser el testigo principal de aquellas justas de honor, por su historia ” que nadie conoce” pero que a todos admira. Se mantiene firme en la memoria de su pueblo que agradecido le ofrece flores, veladoras, cirios y se encomienda a su protección.