Bitácora 630.-
Mis sueños vuelan muy alto pero el amor me regresa. SEC
En aquella casa de paredes de adobe y de frágiles tejas en el techo, con sus muros encalados, amanece tendido
en un petate. En el ambiente se esparce un olor a flores, pero, parecen flores de muerte, quizá porque
crecieron en las fauces del olvido.
Despierta, sale de su sueño y del petate, se levanta confundido por las radiaciones del sueño, escupe
fragmentos de otra realidad, embriagado de frio abandono y de tristeza de quienes están embarrados en esos
muros de polvo.
Sin embargo, la casa parece que se queja en sus ruidos, mientras afuera, una tenue llovizna humedece el
hambre, en medio de la salita hay una mesa de tablas de pino, sobre ella un plato de peltre azul, en el nublado
plato, reposan restos de comida, sazonada con trozos de indiferencia, esos son los recuerdos que pueblan su
memoria.
A pesar de ser una casa pequeña, aún hay espacio para separar al hombre de su sombra, él sólo mira las
migajas. De pronto escucha un ruido, parecen pisadas descalzas sobre el piso de tierra.
Triste rumor rompe aquel silencio en su cerebro vacío de vida, ¿Quién llega?
Edilzar Castillo E.P.D.
SOMBRA QUE LUCHA
Fue necesario un largo tiempo
un ancho espacio
para que mi pie deje huella.
El viaje milenario de la carne
trepado por el tiempo y por los huesos
en un pasaje lento y doloroso.
Transito sin dormir,
soy quien vela y se rebela.