El Río San Juan, lleno de anécdotas, de historias, y de leyendas, algunas blancas otras terroríficas, con su Puente Cano, o su Sabino Quemado, su Puente de la Historia, su paso de los Guzmán, el Puente de Fierro, los caminos andados como el Santito los nogales o las huertas de aguacate criollo, de zapotes, que servían de atractivo para que los pubertos se fueran de punta hasta el rancho el canelo, pasando por el vado del Puente de Fierro a robarse la fruta de los duraznales.
Entonces el Río majestuoso, era imponente en todos los sentidos, con sauces llorones por doquier, con grandes chirimoyos, o con zonas de carrizales, que servían de atractivo para las kermesses de las escuelas públicas y privadas, con las que se daba rienda suelta a conocer a los habitantes de la ciudad… Esos grandes fresnos y ahuehuetes que bordeaban la ribera del Río, o bien los que habían nacido en pleno lecho de este efluente, servían de verdaderos defensores de las zonas bajas al quitarle velocidad al agua en tiempo de lluvias.
Tal vez la historia les aburra, después todos quisieron intervenir el Río, Jaime Nieto, lo intentó sin éxito, el municipio era y es pobre, Salvador Olvera en lugar de hacer puentes hizo vados que se convirtieron en verdaderos diques que a la fecha están ahí, pero que hay que corregirlos si se quieren evitar inundaciones… y es el proyecto del gobierno actual, junto con el gobierno estatal y la CONAGUA, que entregó desde hace mucho 19 kilómetros en custodia municipal de Río.
Estos 19 kilómetros son sin duda una gran alameda natural, que ha sido intervenida desde Atilano Inzunza, que fue el que tiró los primeros viajes de tepetate intentando ya un rescate, pero el proyecto lo viene a concretar el priista Gustavo Nieto Chávez, quien hizo muy bien las cosas, las obras están ahí, a pesar de las avenidas tan fuertes e inundaciones que se han generado, los paseos y el mobiliario ahí están sin mantenimiento y sin atención, pero ahí sigue esta obra.
Se hizo una limpieza en general de los 19 kilómetros del Río al inicio de esta administración, participaron, la sociedad civil, los ecologistas, el Ejército Mexicano y desde luego las autoridades municipales, se sacaron toneladas y toneladas de desechos de todo tipo… pero hay algo que preocupa… los grandes ahuehuetes o sauces llorones se han ido muriendo, y hay algunos que no conformes con verlos muertos les han prendido fuego, y el espectáculo no es agradable a pesar de que es una zona de tránsito de muchos caminantes, corredores y gente que hace ejercicio por salud física.
Las descargas de algunas empresas son sin duda una de las grandes preocupaciones de los ecologistas, que sólo se dejan escuchar cuando ven una causa para hacerse notar, pero no hay un programa de lucha y no hay tampoco un programa de rescate de las zonas verdes del Río San Juan, por parte de la Dirección de Ecología, porque es un tema que se ha convertido en un asunto político, más que de salud ambiental.
El caminar por el Río en donde aún hay carpinteros cabeza amarilla, palomas y chifios, además de gorriones y un sinfín de aves… que permiten a los conocedores avistamientos únicos, de pronto es desolador ver el estado en que se encuentran las plantas, que parecen pedir auxilio ante la catástrofe natural y protegida que viven…El Río se muere…