*** Un edificio que en otro tiempo fue ejemplo de progreso y desarrollo para San Juan, ahora abandonado.
*** Los vecinos, los sanjuanenses piden y exigen que ya se le de solución hay una banqueta cerrada.
Por Raúl Rosillo Garfias
Un reclamo cada vez más recurrente, es el rescate del Portal de la Empacadora, un edificio que sin duda también está en el catálogo de los monumentos del camino de tierra adentro y que forman parte de la riqueza arquitectónica que se tiene en esta ciudad, y que es necesario que se rescate para presumirlo, pero también para que sea de utilidad, pues hoy hay una banqueta cercenada que obliga a los peatones a utilizar el arroyo de la calle.
Esta emblemática construcción fue en su tiempo y en su momento sede de los bailes de feria de la ciudad, pero también fue ejemplo de trabajo y de desarrollo y progreso demostrando las capacidades de los habitantes de la ciudad para generar riqueza y empleos.
Es un portal que recurrentemente los ciudadanos piden que se abra, que se arregle el techo, que se le dé paso a la gente, se ha convertido en basurero, al estar cerrado con malla ciclónica y apuntalado con infinidad de madera para evitar que se vengan abajo sus techos, que están verdaderamente deteriorados.
Es una construcción que es propiedad privada y que les han pedido que garanticen la seguridad de los ciudadanos, y por eso la cerraron así, pero también hay que tener en cuenta que es un monumento arquitectónico que tiene derecho a presumir la ciudad, y que hay que llamar a los propietarios a que lo tengan en condiciones.
Se especula que un grupo de españoles lo han comprado y que dentro de la gran cantidad de terreno que tiene, hay ya construida una gran cantidad de habitaciones, considerando que sería un hotel de grandes alcances, pero todo indica que se acabó el presupuesto, que no se ponen de acuerdo, o que no les importa más que ganar plusvalía y que la gente deje de utilizar ese espacio de banqueta sin importarles nada.
Es un caso en el que tienen que intervenir las autoridades, o sucederá como las viejas casas de Querétaro allá por el barrio de la Cruz, que se están destruyendo sin que nadie haga nada por ellas, y todo por la gran burocracia que implica y aplica el INAH para sus remodelaciones… a tal grado que los propietarios prefieren dejarlas caer para que les autoricen o bien venderlas para que otros enfrenten la tramitología.