El día de ayer 30 de octubre, el INEGI publicó el reporte: Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto Trimestral (EOPIBT) y que en resumen dice que disminuyó el PIB oportuno 0.3 %, en el tercer trimestre de 2025, a tasa trimestral.
Este dato lo que nos revela es que, en términos reales la actividad económica está disminuyendo de manera acelerada. El sector primario (agrícola) tuvo un aumento de actividad del 3%, pero el sector secundario (la industria en general) disminuyó en 1.5% y el sector terciario (servicios) apenas creció 0.1%.
La actividad primaria es importante, sin embargo es conocido por todos, la toma de carreteras por parte de los agricultores en el sentido de presionar al Gobierno Federal para darles mejores precios de garantía para el siguiente ciclo agrícola; que el campo está siendo extorsionado desde la siembra, hasta la distribución y comercialización de los productos en diversos estados de la república; por lo que esta tasa de crecimiento es una verdadera proeza y un reto para el Gobierno, si de verdad le interesa.
En el sector industrial tenemos igualmente muchos problemas, robo a transportistas, los conflictos generados por el vecino del norte y sus ocurrencias de poner aranceles y una más, justo antier la cancelación de 13 rutas aéreas por parte de la administración Trump.
Este tema, además, es un síntoma muy claro no sólo de una mala administración, sino que es consecuencia de decisiones viscerales, por decir lo menos y que cuyos efectos aparecen justo en el momento menos propicio.
El transporte aéreo de personas y carga, tienen efectos perniciosos para nuestro país; por el lado de la transportación de carga implica atrasos en las exportaciones, encarecimiento de los fletes (porque ahora en vez de enviar por avión, las mercancías, se deberán enviar por tren, camión o barco) y en general más complicaciones para hacer crecer ese indicador negativo. En el caso del transporte de personas será un nuevo golpe al turismo y no me refiero sólo al vacacional, sino también al de negocios e incluso médico y religioso, afectando al sector terciario que creció en el último trimestre un incipiente 0.1%.
Estimado lector, ¿pero, qué necesidad tenía México de vivir estas cosas? Coincido en que las cosas estaban mal, pero nunca tan mal como están ahora y como se están poniendo hacia el futuro y no me lo tome a mal, no es pesimismo, es que la realidad no tiene nada para ser optimista.
Lo que México requiere es una verdadera política industrial que contemple no sólo la manufactura de bienes, sino también garantizar energía, agua, mano de obra, seguridad para la propiedad industrial, promoción, capacitación de la mano de obra, acceso a nuevas tecnologías y obviamente logística y trasportación garantizadas, no proteccionismo o elefantes blancos que mueran cuando nacen.
Por cierto, un análisis actuarial de los daños de las medidas que toma hoy el departamento de transporte de Estados Unidos en la economía mexicana debería incluir que el Aeropuerto de Texcoco que ya no se construyó, lo seguimos pagando cada vez que usamos el viejo y deteriorado Aeropuerto Benito Juárez no sé usted, pero la pregunta sin respuesta es: ¿y quién pagará esto?
Démonos una semana de respiro y nos leemos la próxima.






