Por: Paul Ospital Carrera
En días pasados, Estados Unidos vivió un suceso que ha dado la vuelta al mundo: el intento de asesinato de Donald Trump. La imagen de Trump levantando el puño en señal de victoria se ha convertido en una de las más simbólicas en lo que va del siglo XXI, mostrando la resiliencia del exmandatario tras el atentado. Este evento nos lleva a cuestionar la facilidad con la que se acceden a las armas en Estados Unidos, un país donde es tan sencillo comprar una pistola como un gansito.
En Estados Unidos, la compra de armas es tan simple que se puede adquirir en una tienda de conveniencia. Imaginen ir a comprar un dulce y salir con una pistola. Esta realidad se refleja en cifras alarmantes: aproximadamente el 40% de los estadounidenses posee armas. Esto significa que en una comunidad de 10 vecinos, al menos cuatro tienen un arma en casa. Con una población de 330 millones de personas, Estados Unidos alberga más armas que habitantes, superando los 400 millones de armas en circulación.
La facilidad con la que se pueden comprar armas en Estados Unidos es asombrosa. Muchas tiendas que venden artículos cotidianos como alimentos y ropa también venden armas de fuego y municiones. Además, las ferias de armas, que ocurren regularmente en muchas partes del país, permiten a los compradores adquirir armas sin necesidad de verificaciones de antecedentes. Este tipo de eventos subraya la laxa regulación que permite que prácticamente cualquier persona pueda hacerse con un arma.
El atentado contra Trump, llevado a cabo por un joven de 19 años con un arma especializada, nos recuerda los numerosos intentos de asesinato y los asesinatos de presidentes en Estados Unidos. Desde Abraham Lincoln hasta John F. Kennedy, la historia estadounidense está marcada por la violencia armada. El incidente reciente no es aislado, sino parte de un patrón histórico de violencia. A lo largo de los años, presidentes como Gerald Ford y Ronald Reagan también han sido blanco de intentos de asesinato, lo que subraya la persistente amenaza que representan las armas de fuego en manos equivocadas.
La cultura de las armas en Estados Unidos está profundamente arraigada en su historia y sociedad. La Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense garantiza el derecho a tener armas, lo que ha sido interpretado de manera amplia por muchos ciudadanos y legisladores. Esta interpretación ha llevado a una resistencia significativa contra cualquier intento de regulación más estricta de las armas, incluso en medio de crecientes tasas de violencia armada.
La influencia del lobby de las armas, encabezado por organizaciones como la Asociación Nacional del Rifle (NRA), es considerable. Estos grupos ejercen una presión enorme sobre los legisladores para mantener las leyes de armas lo más permisivas posible. La NRA y similares argumentan que el derecho a portar armas es fundamental para la libertad individual y la defensa personal, aunque las estadísticas muestran una correlación alarmante entre la posesión de armas y los índices de violencia.
Además, es importante señalar que la posesión de armas no se limita a un solo tipo. Los estadounidenses poseen una amplia variedad de armas, desde pistolas hasta rifles de asalto. La diversidad y cantidad de armas en manos de civiles es sorprendente. Estudios recientes muestran que hay aproximadamente 120 armas de fuego por cada 100 personas en Estados Unidos, una proporción que supera con creces a la de cualquier otro país del mundo. Esto significa que hay más armas que personas, una realidad que plantea serias preocupaciones sobre la seguridad pública.
*Diputado local en la LX Legislatura y vocero nacional del PRI