El día de hoy presentó posicionamiento en contra de la minuta de la reforma a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), de la cual se ha dicho que no tiene propósitos recaudatorios y lo que busca es mejorar las condiciones de salud pública.
La reforma a la Ley del IEPS propone ajustar el impuesto a cigarros, tabacos, tabacos labrados, incrementándolos para llegar a una tasa del 200 por ciento; aumentar la cuota para bebidas que contengan azúcar añadida y por las cuales se pagarán tres pesos por litro con el IEPS. Se adiciona un nuevo impuesto para bebidas que no contienen azúcares, que tienen edulcorantes y que, a pesar de no tener un contenido calórico, sí pagan un impuesto de 1.5 pesos por litro.
Nos dicen que estas cuotas serán actualizadas cada año por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de acuerdo con las bases de la inflación.
Se establece también un impuesto a los sueros orales, los que tengan azúcar añadida o edulcorantes, que pagarán 3 pesos. Se aumenta la tasa aplicable a juegos con apuestas y sorteos hasta el 50 por ciento y se propone gravar con un 8 por ciento a los videojuegos que se diga que tienen un contenido violento, extremo o contenido para adultos.
Es evidente que nadie puede cuestionar el que se reduzca el consumo de azúcar en los refrescos, el que se baje el uso del tabaco, incluso el que los videojuegos violentos estén gravados con una cantidad mayor para evitar el uso frecuente.
Sin embargo, este tipo de impuestos, como el IEPS, son impuestos regresivos que afectan de una mayor forma a la población con menos recursos que para adquirir estos productos destinan un mayor porcentaje de sus ingresos.
Se dice que los impuestos que se obtengan se van a destinar a salud, pero es un hecho real que una vez que el recurso ingresa a la Tesorería de la Federación, ahí se pierde, se diluye y no queda claro a dónde va a ir el impuesto recaudado.
La reforma no garantiza el que los recursos sean destinados a programas de salud o de prevención, tendrían que etiquetarse directamente, expresamente en un transitorio destinado a programas o rubros de la salud.
Si los impuestos tienen como objetivo la salud y además, evidentemente, generar recursos para la hacienda pública, lo ideal sería el que no simplemente se aumentaran los impuestos, que se mejorara la eficiencia en el gasto público para garantizar que los ingresos de estos impuestos saludables llegarán al sector salud, que se combatiera la evasión fiscal, que se mejorara la educación en salud y la prevención en los entornos educativos.
Compañeras, compañeros: esta reforma implica recaudar 42 mil millones de pesos más en el 2026 y ciertamente no garantiza, en ninguna disposición, que los recursos obtenidos vayan a utilizarse en salud pública. Aún más: ¿cómo podemos entender que, pese a los ingresos de estos impuestos saludables, el presupuesto de egresos del próximo año tiene prevista una reducción del 3.2% (sí, menos 3.2%) en el sector salud? Ni siquiera el ingreso de los impuestos del IEPS se ve reflejado en el presupuesto de salud, lo cual…









