Por El Hombre de Negro
Desde que KISS se apoderó de los escenarios en la década de los 70, uno de los elementos más reconocibles —y más comentados— de la banda ha sido la impresionante lengua de su bajista y vocalista, Gene Simmons. Tan famosa como sus botas con plataformas o su maquillaje demoníaco, la lengua de Simmons ha sido motivo de asombro, memes, y también de una leyenda urbana que nunca muere: ¿Se injertó la lengua de una vaca?
La historia comenzó a circular entre fans y medios sensacionalistas en los años 80: que Gene Simmons, en su afán por destacar aún más en el escenario, se habría sometido a una cirugía para injertarse una parte de lengua bovina, ganando así centímetros extras. Su lengua, que mide aproximadamente 17.78 cm (7 pulgadas), ha sido su firma personal y el centro de bromas, teorías y titulares.
¿Realidad o exageración?
La respuesta corta es: no, Gene Simmons no se operó para colocarse una lengua de vaca. En múltiples entrevistas, el propio Simmons ha desmentido la historia con sarcasmo y humor, asegurando que su larga lengua es simplemente una cuestión de genética. De hecho, cuando se le preguntó en una entrevista en los años 90 sobre el rumor, respondió: “Si me hubiera puesto la lengua de una vaca, créeme, no estaría hablando contigo… estaría pastando”.
Un arma escénica
La lengua de Simmons no solo ha sido parte del personaje “The Demon” que interpreta en KISS, sino también una herramienta de espectáculo: la extiende, la agita, la muestra con orgullo, y a veces la acompaña con fuego o sangre falsa. Es provocadora, caricaturesca y absolutamente inolvidable.
De mito a marketing
Como toda estrella que entiende el poder del show business, Gene Simmons no se ha esforzado demasiado por matar el mito. Al contrario, lo ha dejado vivir, porque sabe que toda leyenda bien contada ayuda a mantener viva la mística de una banda como KISS, que ha basado parte de su éxito en el misterio, la teatralidad y la exageración.
La lengua de Simmons, más allá de su longitud o posible origen, es un símbolo del rock llevado al límite del espectáculo. Y mientras siga sacándola en conciertos, entrevistas o alfombras rojas, seguirá siendo parte del folclore eterno del rock ‘n’ roll.