… Tomado de la Red… y atendiendo al llamado de compartir, lo replicamos íntegro en Bitácora diario.
Es un árbol que abunda en nuestro entorno, pero muchos de nosotros lo hemos menospreciado, o más bien, no lo tomamos en cuenta ni le damos gran importancia, debido a la ignorancia sobre lo mucho que ofrece. En realidad, es un árbol generoso por todo lo que aporta.
Los mezquites (del náhuatl mizquitl) son plantas leguminosas del género Prosopis.
Se encuentran en zonas áridas y semiáridas de México: Jalisco, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Coahuila, Chihuahua, Sonora y el sur de Texas. Pueden llegar a crecer más de 10 metros de altura.
Es un árbol del que se aprovecha todo. Algunos lo llaman “el cerdo de los vegetales”. Por ejemplo, sirve como leña —según los parrilleros profesionales y la gente común—, ya que prefieren su aroma, que se transmite a las carnes asadas y ahumadas.
También, en algunas partes del norte del país, se transforma en carbón vegetal, el cual tiene un poder calórico único.
Su madera se utiliza para fabricar muebles como comedores, mesas, sillas, ventanas, puertas, y herramientas de labranza como yugos, ruedas de carretas, arados, mangos de hachas, azadones, martillos, entre otros.
Los mezquites fijan el nitrógeno en la tierra, buscan la humedad en el subsuelo, dan sombra, se usan como barreras rompevientos, requieren poca agua, sirven de forraje para animales y atraen insectos polinizadores. Cuando florecen, las abejas recolectan una miel de altísima calidad, pues es una miel monofloral (es decir, que proviene de una sola especie de planta) y es de color transparente.
En el ámbito medicinal, su corteza exterior en infusión ayuda a calmar dolores estomacales y cólicos. La corteza interior, de color amarillo, se usa para controlar problemas de diarrea.
La parte más importante del mezquite es su vaina, que puede comerse al natural como si fuera fruta. Cuando su fruto está seco, se muele para obtener una harina rica en proteínas, ideal para vegetarianos, ya que es también un endulzante natural apto para diabéticos. Además, es rica en fibra libre de gluten, por lo que también es adecuada para personas celíacas.
Esta harina, obtenida de las vainas secas del mezquite, también contiene calcio, potasio, magnesio, zinc, hierro, entre otros minerales.
Las vainas maduras tienen un alto valor nutritivo, con un contenido de proteína cruda entre el 12 % y el 13 %, según datos de la FAO.
Gracias a su poder endulzante, esta harina es perfecta como sustituto del azúcar. Puede usarse en repostería, tortas, batidos con leche, y también como edulcorante en bebidas especiales para diabéticos.
En algunas regiones de México, con las semillas secas fermentadas se elabora cerveza. También se utilizan para curtir cueros y para tratar picaduras ocasionales de escorpiones y serpientes, según la FAO.
La goma del mezquite, que secreta su corteza, se utiliza como espesante, gelificante o solidificante natural en alimentos. En algunas zonas, la gente la usa para preparar dulces, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ahora comprendemos por qué las naciones indígenas del noreste —los llamados “bárbaros” o naturales— como los tobosos, coahuiltecos, guachichiles, entre otros, mantenían una relación tan estrecha con la naturaleza.
Estas comunidades eran cazadoras, recolectoras, nómadas o seminómadas. No practicaban la agricultura ni domesticaban animales; su vida cotidiana, su espiritualidad y sus movimientos estaban completamente ligados a los ciclos estacionales de la naturaleza.
Está documentado que había un patrón de movimiento entre las tribus. Un ejemplo es el mezquite: durante su temporada de máxima producción, las familias sabían en qué lugares abundaba y se trasladaban a recolectar sus valiosas vainas. Con ellas, preparaban una especie de harina moliéndolas en morteros fijos o portátiles. Esa harina les servía para alimentarse en épocas de sequía o invierno.
Además, ya conocían las propiedades medicinales de la corteza, y de sus largas raíces fabricaban arcos.
Cuando los frailes y conquistadores exploraron el sur de Durango, encontraron inmensos campos de mezquites, con ejemplares de más de 10 metros de alto y troncos de más de 3 metros de diámetro. No dudaron en nombrar a ese lugar “El Mezquital”. Con esa madera tallaron santos y fabricaron muebles para la parroquia del pueblo.
Durante la Revolución, los mezquites más altos fueron utilizados para colgar a revolucionarios y ladrones, dejándolos ahí varios meses como escarmiento para la población.
Así que, si tienes un arbolito de mezquite en tu patio, solar o ranchito, ¡cuídalo! O, mejor aún, siembra uno. Con el tiempo se convertirá en un árbol majestuoso, grande y hermoso. Te brindará una sombra fresca y agradable, y hasta podrás colgar un columpio para tus hijos o nietos… ¡Que lo disfrutarán por muchos años!