Por Mario Alberto Hernández
Ayer el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) publicó el estudio: “A propósito del día de la niña y el niño”. Dentro de todos los interesantes datos que nos ofrece debo decirle que sigue siendo un baluarte tener familias tradicionales, es decir donde haya un papá y una mamá, por las consecuencias en los hijos, me explico:
De acuerdo con el estudio del INEGI más de la mitad de los niños de 3 a 5 años que tenían al menos un grado aprobado de preescolar o kínder (55.5 %) se observó que sólo residían con la madre (57.3 %). Esto significa que en los primeros años de vida de los infantes, la labor de la madre es determinante para que inicien su formación, sin duda, y que el acompañamiento cuando solamente viven con ella es lo que marca la diferencia.
La situación es diferente conforme van creciendo.
El 87.6 % de los niños de 6 a 11 años, que tenía algún grado aprobado en primaria se registró en quienes residían sólo con el padre (89.5 %). Sin duda, la figura paterna implica mayor disciplina y -como dijera Winnicot- son los años de formación de hábitos que permiten el arraigo a la cultura, la figura paterna parece dejar huella según la estadística.
En el caso de niñas y niños de 12 a 17 años, el 19.7 % había alcanzado algún grado aprobado en primaria, 55.4 % en secundaria y 23.5 % en preparatoria o bachillerato; estas que fueron las proporciones más altas, se dieron en quienes vivían con ambos padres (24.5 %).
Esto confirma la importancia que reviste el hogar en la formación de los individuos, no hay datos para hogares homoparentales, pero lo relevante es que si queremos un país en donde las personas sean formadas, con criterio y con una esperanza de vida sustentada en el conocimiento, las destrezas adquiridas y pensamiento crítico, la única manera de adquirirlo con contundencia es en la escuela, entre más alto llegue el individuo en el conocimiento formal, mayor esperanza de vida tiene esta correlación ya la han demostrado organismos como el IMCO a mayor formación, mayor capacidad de generar ingresos más altos, hablo del promedio, sin duda hay historias interesantes que romperán con este dato y que se explicarán por el talento, la cuna o circunstancias particulares.
Si tomamos en cuenta que aproximadamente el 17% de la población tiene entre 15 y 17 años y que su esperanza de desarrollo la fincan en la educación, sin duda alguna la familia juega un papel importante para lograr dicho salto.
Estudiar y formalizar es una buena idea sin lugar a duda, el IMCO publicó en 2023 en su blog el artículo “El panorama educativo y laboral de los jóvenes en México” de donde hace esta escalofriante afirmación: “Los jóvenes que ingresan al mercado laboral con un empleo informal tienen una mayor probabilidad de permanecer en condición de informalidad a lo largo de su trayectoria profesional.” Cierto, no hay nada de malo en ser informal, pero hay muchas cosas buenas que suceden si se está en la formalidad y se multiplican con el tiempo.
Por lo anterior, estudiar no debe verse solamente como la vía para ingresar al mercado laboral sino como estar armado para el emprendimiento o el autoempleo de manera más competitiva y la familia, como podemos ver según el estudio del INEGI, es un acicate importante para el correcto balance del individuo, o lo que es lo mismo, en familia se llega más lejos.
El mejor regalo que le podemos dar a los niños y las niñas en este país, es una familia; ese balance que les permita crecer, llegar lejos y seguir construyendo un legado, el legado de un país sólidamente cimentado.
Nos leemos la próxima semana.