A la sonrisa de mis amigos
Escribe:-Edilzar Castillo Q.E.P.D.
El jilguero no sabe de calendarios, sólo percibe en el aire al mes de marzo y espera así, se prendan las luces de las jacarandas en flor, cuando la tierra ríe en morado y las buganvilias se vuelven multicolores jarabes. Entonces aquel viejo colorín, vuelve a ser niño, cultiva otra vez la chispa de respirar, aunque se expone a un constante flagelo de los viejos jilgueros quienes se declaran adultos de tiempo completo, en una confusión de autoridad impostada autoproclamando la razón de su sinrazón y abusos dictatoriales. Esa avecilla es un adulto con toda la barba pero a veces se rasura y así recobra y recupera la tersura de sus pueriles mejillas junto al humo de los sueños pegados en la almohada quienes siempre están envueltos en frescas sonrisas. Sus ojos tratan de ver lo bueno, encima de los fantasmas de lo denso y triste. Él, ve adelante, trata de crecer en su mirada e imaginación para resistir las embestidas de eso al cual llaman vida, celebrando la suma de primaveras las cuales hacen resucitar jacarandas y hace llamear las bardas en su maquillaje.