(Parte V)
Escribe Alejandro Núñez González
Informo a usted que el teniente Ramírez fue el único que tuvo el valor de enfrentar a eso cuerpo a cuerpo.
Correcto, respondió el gobernador, que su funeral y el de la tropa serán con honores, digan que fue un enfrentamiento con los narcos y ya cámbieme ese pinche sobre rojo por uno anaranjado, así no lo puedo enviar a la presidencia, van a decir que por acá no sabemos resolver nuestros problemas, y oculten a los testigos por una temporada.
Por último ¿Qué dicen los especialistas sobre el tema?
Señor gobernador, el ente fue atacado con armas de diversos calibres, las primeras balas del padre de la chica fueron a quemarropa, el tajo que le hizo el espadín, ni nada le afectó, recomiendo que uno o varios de sus guardias usen balas de plata como último recurso.
Váyase ahora procurador y calme a la prensa, refuerce el ambiente navideño en los municipios, organicen festivales, ferias, gastronomía, lo que sea para distraer la atención.
¡Así se hará señor!
La ciudad sufría una extraña embriaguez, una mezcla de euforia navideña y temor a lo desconocido ante la manifestación de Jack el destripador, Drácula, o algo peor, el hombre lobo.
La confusión bloqueaba el entendimiento, que era sustituido por las bromas y el fanatismo, expresiones tales como: Cuídate mana, no te vaya a agarrar ellobito, o la exhibición en los mercados y plazas públicas de adornos de la época, artesanías, y recuerdos eran alternados y sustituidos por amuletos, oraciones o menjurjes preparados para untar, habiendo hasta bebidas o plantas tratadas para protegerse de los lobos, algunos adicionados con extracto de marihuana.
Esa noche se celebraría la cena navideña, los restaurantes y negocios de alimentos se encontraban desde el amanecer con los hornos trabajando al 100 para entregar a tiempo los pavos, las piernas y los lechones, barbacoa de res, romeritos, bacalao, sidras y muchas botellas de alcohol se vendían junto a los modestos pollos rostizados que adquirían diversas personas.
Abrazos, buenos deseos de los vecinos,
Música, gente caminando con gorros rojos de santoclós, algunos azules proporcionados por una compañía de celulares preparaban el ambiente festivo, la conversación era la misma, ¡feliz navidad!, con un nuevo comentario interrogando ¿Qué sabes del hombre lobo?
En su misa el sacerdote lanzó un regaño colectivo exhortando a todos que recordaran lo que realmente se festejaba y se dejaran de habladurías.
Al caer la tarde, en lo alto de la columna del jardín independencia él esperaba tranquilo, apoltronado sobre la estatua de la cima, escuchando todo, oliéndolo todo, sabiendo que nadie de los que por ese sitio deambulaban levantaría la vista al cielo y percatarse de su presencia.
Esa noche esperaría que finalizara su mensaje de congratulaciones para todos los habitantes de parte suya y del gobernador del Estado esperando que esa Nochebuena fuera inolvidable, diera el saludo a los medios, se realizará el brindis en palacio de gobierno y al final partiera hacía su casa para celebrar con su familia, y para cuando se retirara a descansar sería el objetivo el cual en esta ocasión no volvería a fallar, esa noche especial el turno sería para el presidente municipal.
Fin.