Escribe: Alejandro Núñez González
Aquel día Joaquín finalizó los cursos con sus tres grupos universitarios a los que impartió las asignaturas de Finanzas y negocios, desarrollo empresarial y técnicas gerenciales.
Despedirse de sus alumnos, dictar promedios responder dudas y aclaraciones, así como enviar los reportes al correo de la academia de la licenciatura ejecutiva no le tomo más tiempo que pasando el mediodía.
A Javier le esperaba una feliz navidad, al despedirse del coordinador académico recibió la noticia que debía presentarse en la oficina del rector, el doctor Argüelles, esto lo contrarió pues el plan de acudir al banco para cambiar su cheque de aguinaldo se vendría abajo.
Bienvenido profesor, le dijo el rector, se preguntará el motivo de esta reunión, ¿correcto?
Realmente me siento intrigado contestó Javier.
Pasemos directamente al tema y disculpe que lo distraiga pero, profesor, en lo personal deseo saber el porqué las encuestas de satisfacción emitidas por sus alumnos siempre las evalúan como excelente, casi todas con un 100, 95, y nunca un 80 u 85.
Sinceramente profesor algunos de sus colegas han llegado a esta oficina para insinuar o directamente acusar sobre posibles sobornos o amenazas proferidas por usted hacía sus alumnos.
Aún más asombrado Javier no comprendía la razón de esa reunión, el algunas pocas ocasiones tuvo que soportar los interrogatorios disfrazados de sesiones del H. Consejo Técnico en solemne Asamblea donde admitían que no contaban con elementos probatorios en contra de tan extraordinario docente, quien conocía los temas e impartía con una brillante expositiva apoyados con breves notas y referencias, ya que todo lo controlaba y guardaba en su destacada memoria y complementaba con ameno y variado material didáctico de vanguardia.
Doctor Argüelles, sobra decir que esas acusaciones ya fueron analizadas y desechadas en distintas instancias, yo…, diplomados
Profesor Javier, interrumpió el rector, ¿durante cuantos años ha impartido su cátedra en esta gran institución?
Cumpliré ocho años de catedrático doctor, respalda mi trabajo el haber concluido dos licenciaturas, múltiples seminarios, diversos cursos de actualización, diplomados, simposios y la tradicional reunión bianual de evaluación docente que realiza esta universidad en distintas ciudades, tanto de este bello Estado como en otras del resto del país.
Resulta evidente lo dicho profesor, lo reconocemos y respetamos, ha ganado un lugar propio en esta universidad, y en lo personal me agrada el hecho que usted mismo se deslinde de clichés como el de “vaca sagrada”.
Pero el motivo por el que lo mande a llamar es otro.
El rostro de Javier se vio liberado de tensión pues comprendió que acudiría al banco hasta el siguiente lunes.
Profesor Javier, ¿Cómo se encuentra su esposa y sus hijas? Preguntó Argüelles.
Bien gracias, respondió Antonieta mi esposa y mis hijas disfrutan de buena salud, alegría y prosperidad.
Y usted Javier en gran parte es responsable de eso: su disciplina, formación académica de excelencia y sobriedad han sido características de su sello.
Motivo por el cual la Universidad Tecnológica de San Juan del Río por medio de mi persona tiene el honor de entregarle el siguiente presente para usted y su familia, cuatro boletos dobles de avión con destino abierto y una reservación de hotel la cual debemos confirmar en estos momentos teniendo como posibles destinos Cancún, Los Cabos o Puerto Vallarta, ¿Cuál destino es de su elección profesor? Tiene que responder ahora mismo para cerrar las reservaciones.
Sin pensarlo mucho Javier eligió Puerto Vallarta conociendo las múltiples dificultades que los otros dos destinos turísticos presentan en fin de año, no tengo la intención de viajar a los extremos del país doctor, hacía el medio se puede disfrutar de maravilla.
Continuará…