Por: Margarita Soledad Sánchez Puga.
Fue en el año 1711, cuando concluyó la construcción del monumento y símbolo emblemático de la ciudad de San Juan del Río, “El Puente de la Historia”.
Este puente por mucho tiempo fue la única entrada al municipio de San Juan del Río, hace trescientos años, pasaban cargamentos de minerales que iban del norte a la capital, y tropas insurgentes y revolucionarias que buscaban la libertad.
Su construcción inició en febrero de 1710 por orden del Virrey Don Francisco Fernández de la Cueva duque de Albuquerque, quien ordenó al arquitecto Pedro de Arrieta el diseño de éste. Sin embargo, por más que el arquitecto hiciese sus cálculos y los corrigiera, el puente no dejaba de caerse.
Cuenta la leyenda que cada vez que el puente caía, se le aparecía el diablo al señor Pedro de Arrieta para advertirle que no dejaría de tirar su obra hasta que hiciera un pacto con él, cosa que al arquitecto le horrorizaba. Después de muchos intentos fallidos por mantener y terminar la construcción, los encargados de la obra aceptaron el trato, lo supuestamente acordado en el trato, fue que tenían que enterrar un niño en cada columna del puente, y así, sus almas sostendrían la construcción, dándole la solidez que le faltaba.
Actualmente desconocemos si el pacto fue aceptado o no, sólo tenemos el conocimiento de que después de esto, en más de 300 años el puente no se ha derrumbado. Algunos aseguran que si un niño juega cerca del puente durante una lluvia fuerte su alma cambia de lugar con la de los niños enterrados.
¿Y tú qué opinas, crees que los niños sostienen el puente?