Finalmente la intención es generar gobiernos de coalición, y lo están logrando, pero entre pocos.
Desde el inicio de las campañas, las cosas nunca pintaron bien ni para el PAN, ni para el PRI, ni para el PRD. La arrogancia de algunos candidatos fue manifiesta, las alianzas las hicieron entre cuates, entre amigos y no entre políticos serios. Les valió… gorro… las retículas de la publicidad, los espacios y las cortesías sanas entre pares. Y como dicen los jóvenes, el gandalla no batalla… al principio, pero luego puede que batalle más.
Los acuerdos cupulares tienen mucho que ver. Las condiciones en que se deja a los municipios, la atención a temas como la seguridad, la movilidad, los servicios elementales, el crecimiento de asuntos como el agua, los asuntos de la tenencia de la tierra, los litigios de los usos comunes, la falta de sensibilidad para con los que menos tienen… da los resultados que hoy está viviendo el Partido Acción Nacional en todo Querétaro.
Los partidos políticos se tienen que reinventar, tienen que regresar a sus orígenes, tienen que volver a generar liderazgos y a formar políticos de verdad, gente que defienda a la gente desde la curul, desde el liderazgo con cargo o sin él. Y mientras no haya ese trabajo, la sociedad no confiará en los partidos, y la sociedad no tendrá entonces referentes.
Son tiempos de cambios, las sorpresas no se han hecho esperar. La marca ha ganado terreno en y con todos los candidatos. Unos que se frotaban las manos porque llegarían a ser regidores, se convertirán en presidentes municipales. Los que nunca soñaron con ser diputados llegarán al Congreso, sin conocer cómo se le cambia una coma a las leyes. Pero eso es lo que quiere la sociedad. Se hartó de lo que se le da y de lo que se le propone y está castigando el abandono y el no tomar en cuenta sus banderas de lucha, que en la mayoría de las ocasiones podrían ser mucho más baratas que lo que a capricho se programa.
El Congreso no se pintará de azul totalmente, tendrá diversidad. El gobernador tendrá mucho más que batallar, habrá de Morena, del PRI, del PAN y algún salpicado de Movimiento Ciudadano. La verdad es todo un acontecimiento que la mayoría no esperaba. Las maquinarias aplanadoras ya no están en operación, la esperanza sí cambió de manos, ahora está en muchos lugares, se ha vuelto democrática y seguirá dando mucho de qué hablar. La zona metropolitana se aprieta, sí, pero la conservará el PAN. Y San Juan del Río parece ser que también es para Roberto Cabrera, que metió el acelerador a fondo para sacar la diferencia, pero pesó la marca y pesaron los actos de miedo.