Por Raúl Rosillo Garfias
En medio del Callejón… no del beso sino del Coyote… las familias de entonces vieron como detonó San Juan del Rio hasta convertirse en la gran urbe que es hoy… pero lo que nunca se imaginaron fue que tendría tal desorden…
Esto ha obligado a quien detentan el poder a ejercer coacción, a despertar la obligación y a utilizar la persuasión, para que los ciudadanos cumplan con sus responsabilidades mínimas, que son pagar el impuesto a la propiedad, único que tiene derecho de cobrar el municipio y que a la postre representa la exigencia del ciudadano de servicios de calidad y mantenimiento, de calles, alumbrado público, seguridad y recolección de basura entre otros… El Callejón del Coyote… recuerda cuando la calle la barrían todos… las obras eran por cooperación de todos con la aportación del municipio… ¿qué paso entonces ?… ¿y qué pasa ahora?…
Los cambios demográficos, tecnológicos y económicos… sólo sirven para acabar con la convivencia humana, con la hermandad de ciudadanos, con la identidad y pertenencia del lugar en donde se crece y se forman las nuevas generaciones… ¿en donde dejaron las autoridades perder el sentido de pertenecer a la patria chica…La Revolución del más, acaba con todo?…. ¿sólo se piensa en la abundancia?… ¿en la concentración de riqueza y del poder?…
El motor de la humanidad siempre ha sido acumular riqueza y poder… el dinero se convierte y más hoy que nunca en poder político… pero además este nunca existe aislado, siempre se vincula y ejerce relación con otros actores, con otros grupos y se convierte en una máquina llena de engranes que opera para beneficio de pocos y la empujan prácticamente todos…”El Callejón del Coyote”… sigue viendo crecer esta ciudad y en desorden… pero también observa la concentración del dinero y del poder político en quienes no tienen poder moral… y esa es la desgracia del pueblo sabio… como dice el clásico…que de sabio tiene todo, pero de paciente y aguantador tiene mucho más…