Por Raúl Rosillo Garfias
Los pleitos, las calificaciones y las descalificaciones, las apariciones furtivas, el trabajo soterrado de operadores discretos, el abandono de otros, la indolencia de muchos a estas horas que marca el reloj electoral —a 16 meses de que se conozca a los candidatos de todos los partidos—, se cuezan y se señalen o no las alianzas entre unos colores y otros, o bien los rompimientos, como ya se especula que se pueden dar en Morena, dejando brincar solo al Partido del Trabajo con Carlos Rentería, o bien solo al Verde con Ricardo Astudillo, y el acaparamiento de más perfiles de Movimiento Ciudadano… No hay que dar totalmente por muerto a nadie, ni siquiera al PRI, al que muchos le cantan en réquiem.
Es más, muchos de los que creyeron en Agustín Dorantes —priistas con los que negoció espacios y no les cumplieron— ahora pueden cobrarle la afrenta, pues los entregó a los naranjas, junto con Pancho Domínguez y una buena parte de la denominada Estampida Azul… y se la pueden cobrar, y cara. Aguas con eso. Hay que regresar a sanar heridas y no a denostar. A toro pasado, empiezan a hacerse testimonios de boca en boca, y esos son peligrosos.
Además, el senador de pronto es selectivo hasta con los medios de comunicación… y eso se lo cobrarán sin duda.
El próximo día 7 de junio estará dando su informe como senador de la República Agustín Dorantes, en el auditorio grande del Centro de Congresos, y sin duda será un buen parámetro para saber cuál es la verdadera fuerza que tiene y qué tan dividido tiene al PAN. Pues recuérdese que él es parte de la Estampida Azul, es más, es de los creadores, y esta creación tiene mucho que ver con lo que en su tiempo Isidro Pastor en el Estado de México le dio a lo que llamó Fuerza Mexiquense. Se han copiado modelos, y aunque la estampida no fue tan eficiente en el pasado proceso electoral, puede corregir.
Corren con suerte quienes gobiernan el estado, cuando los de Morena, por sus mismas pugnas internas, no se han puesto a trabajar, y además los panistas están aplicando la misma medicina, en su etapa de adoctrinamiento y de presencia en colonias y comunidades, con panfletos, con programas sociales y, sobre todo, con presencia, discurso y narrativa. Se sabe que hay que ir a los sectores no solo más vulnerables, sino también atender otros, como los comerciantes y los jóvenes… de manera sistemática y muy determinada. Hay que hacer narrativa real y cercana.