Por Raúl Rosillo Garfias
Aún no se tienen todos los datos respecto a la superficie que resultó afectada por la sequía en el año que acaba de terminar, pero todavía resintió los efectos de los tres años anteriores. Muchos productores no se arriesgaron a sembrar debido a lo errático del temporal, como se venía presentando. Los datos anteriores señalan que el 96 por ciento de las unidades de producción agropecuaria activas en la entidad reportaron pérdidas significativas, por lo que tuvieron que ser auxiliados por programas emanados de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario.
Los datos históricos disponibles reflejan que de las 207,745 hectáreas con vocación agrícola en toda la entidad, solo 147,279 muestran actividad, y de estas, apenas 124,455 hectáreas fueron sembradas, pero con el riesgo de no alcanzar a cosecharse nada debido a la inestabilidad de los temporales. En las zonas altas, las lluvias fueron excesivas para algunos, y los cultivos se perdieron por la humedad. Según el testimonio de los productores, se perdieron frijol, calabaza y algunos toros que complementan las milpas tradicionales.
Sin duda, la disminución de las superficies agrícolas debe preocuparnos a todos, no solo en Querétaro, sino a nivel nacional, donde factores como el clima adverso, la sequía, el cambio climático y la falta de temporales más o menos estables dificultan la programación de cómo se atenderá el campo, especialmente en las zonas de temporal, que son la superficie mayoritaria y que, en la mayoría de los casos, se utiliza para el autoconsumo. A todos estos datos hay que agregar otros que pronto veremos reflejados en Bitácora Diario, como el crecimiento poblacional y el crecimiento industrial sobre terrenos muy fértiles en municipios como Escobedo, San Juan del Río, Tequisquiapan, El Marqués y muchos otros, así como el crecimiento urbano en Amealco y Colón.