Por Raúl Rosillo Garfias
Un día, hace años, durante una campaña política, escuché dos frases importantes, una de las cuales es la que más nos acomoda en estos momentos y que tiene que ver con el asunto de los espacios vacíos, que en política dejan de existir al siguiente minuto de que alguien sale o deja de estar. Y eso sucede en todas partes: en el gobierno, en las empresas, en los grupos políticos, y ahora hasta en los cárteles. ¿Por qué creen que existe tanta violencia? No solo se disputan las plazas, sino también los reacomodos internos, y las traiciones internas están a la orden. Exactamente como sucede en los partidos políticos, que hoy están acabados… y los nuevos que están en ciernes de formarse y que quieren ser el contrapeso del gobierno como oposición señalan que no le apuestan un solo gramo a la ideología, sino a las banderas de lucha y a las causas. Pero ¿cómo entonces adoctrinarán a los ciudadanos? ¿O los dejarán al garete, que vayan y vengan, como sucede con la conformación de Morena?
Porque digan lo que quieran, pero a estas alturas del partido, nadie tiene definidos sus alfiles para salir a dar la pelea en la calle, para enfrentar a los ciudadanos. Los del oficialismo en Querétaro, que serán los panistas, parecen estar anonadados o aún no comprenden qué pasó para perder el Congreso y la mayoría de los municipios importantes. O no son figuras políticas y mandan señales confusas. Algunos analistas de café señalan que la plaza está entregada; otros dicen que se tiene un as bajo la manga, pero la percepción existente es que todo indica que no les importa entregar. Ellos ya aseguraron sus futuros económicos y los queretanos que se frieguen.
Cierto es que son oposición en el Congreso y en el Senado, pero la lucha no solo debe circunscribirse a las curules, a los discursos en contra, o a los votos y las reservas. También hay que salir a la calle, también hay que ser didácticos e informar de mejor manera a los ciudadanos, a la gran masa, a esos ciudadanos inclusive de la tercera edad, que están verdaderamente amenazados de dejar de recibir las pensiones de los programas sociales, aun cuando sean constitucionales. El país está endeudado, el país paga billones de intereses, y la lucha con los vecinos del norte no es nada sencilla. El perder los órganos autónomos no es una buena señal para los países aliados. De hecho, las concertaciones de 1991, en las que el PRI se vio obligado a entregar municipios, diputaciones y gubernaturas, fueron eso: un espejo para firmar el Tratado de Libre Comercio. El primero que se firmó con Estados Unidos y Canadá, hubo lugares en donde el PAN por nada ganaba y se los entregaron. Ese fue San Juan del Río, y hay tesis, investigaciones y declaraciones en conferencias a los propios panistas de este hecho, y ni aún así salen a dar la cara ni empiezan a lavar el nombre de su partido. ¿El Tratado de Libre Comercio opera con reglas internacionales y no las pone México? Las ponen los poderosos. Se tenía que decir y se dijo… Aguas con no tener trabajo de campo…