Por Raúl Rosillo Garfias.
El tiempo, que es inexorable, sabe siempre cuál es la solución para todos los problemas. En este contexto local, donde el Partido Acción Nacional actualmente gobierna los municipios más importantes del estado, con 8 de cada 10 ciudadanos a su favor, su gobernador es consciente de lo complicado que está el control que se requiere para mantener la fuerza y la gobernabilidad, así como el dominio que ha ejercido en los últimos años. Sin embargo, no ha podido acallar las críticas relacionadas con la inseguridad, el desarrollo urbano, la movilidad, y los temas del agua y la electricidad. Estos son temas a los que no les han sacado la vuelta, pero en los que tiene una gran presencia la federación, que ha reducido de manera significativa las aportaciones al estado y a los municipios.
La gran competencia es, sin duda, MORENA, un partido de reciente creación que ha venido creciendo de manera exponencial. En Querétaro, aunque ha ganado municipios menores, ya tiene presencia y fuerza, y seguirá siendo la piedra en el zapato para el gobernador panista. En este 2024, MORENA busca expandir su base de apoyo en las zonas urbanas de Querétaro, capitalizando la insatisfacción con algunos aspectos de la administración panista. El partido ha hecho énfasis en temas de justicia social y lucha contra la corrupción, y aunque hay denuncias de corrupción en sus funcionarios a nivel federal e incluso en la delegación del bienestar, esto no ha permeado aún en la población, que los sigue considerando muy transparentes.
El PRI, el partido que debería ser referente a nivel nacional, nació en Querétaro, y de ese tamaño es la importancia que tiene. Sin embargo, debido a sus dirigencias nefastas, ha ido acabando paso a paso y no le abre la puerta a las nuevas generaciones. Ha dejado de formar ideológicamente a sus cuadros, lo que permite que, momento a momento, estos se alejen o renuncien a su militancia. Su presencia es muy limitada en estos momentos; su actuar se restringe a decir que quiere recuperar a su membresía, pero no dice ni cómo ni cuándo empezará. Sus dirigentes cuidan las prerrogativas y sus representantes populares sirven a intereses propios y de grupo… nada nuevo.
El Partido del Trabajo, que nace bajo los auspicios de los priistas, ahora es un gran aliado de Morena. Gracias a ese partido, recuperó su registro a nivel estatal y mantiene una voz activa dentro del concierto de las opiniones políticas del estado. Su discurso contribuye con su base de votantes en zonas rurales y urbanas marginadas.
El partido con más crecimiento a nivel nacional, y en Querétaro, busca posicionarse como una alternativa a los dos grandes bloques (PAN y MORENA). Lo ha ido logrando paso a paso. Su base no es tan sólida, pero ha ganado terreno; tiene dos alcaldías y una diputación local, además de numerosas regidurías en todos los municipios, sobre todo porque ha logrado conectar con la clase media. La estrategia del partido ha sido presentarse como una opción “nueva” y distinta a la política tradicional.
El PVEM ha mantenido una presencia baja, pero estratégica. Generalmente, su mentor fue el PRI y ahora es Morena, sobre todo en coaliciones nacionales. En Querétaro, busca colocarse como una fuerza política con carácter propio, tocando principalmente temas ecológicos, y ha sabido venderse muy bien como fuerza política.
Existen movimientos ciudadanos y asociaciones políticas que, aunque no tienen registro como partidos, pueden tener cierta influencia en las dinámicas locales. Estos grupos suelen enfocarse en temas específicos, como los derechos de las mujeres, la protección ambiental y la transparencia en el gobierno, y algunos de ellos han logrado atraer atención mediática y apoyo en campañas locales.
Este panorama está en constante cambio a medida que se acercan las elecciones de 2024, y cada partido se ajusta a los desafíos específicos de Querétaro, que incluyen la seguridad, el desarrollo económico y la calidad de vida urbana.