Mario Alberto Metacoach
Columna: Negocios y Economía
El día de ayer se firmó el “Acuerdo de Apertura Contra la Inflación y Carestía”, que es un intento más por parte del Gobierno Federal, para combatir la inflación. La realidad es que ningún país está ganando la batalla contra este efecto post-pandémico, nadie tiene una fórmula para ello, pero por lo mismo cualquier estrategia o esfuerzo es un tema que debe analizarse.
Queda claro que el espíritu de la propuesta, tiene tintes ideológicos y políticos, muy poco económicos. A su vez, está pensada para un sector de la población, que no representa a todos y al mismo tiempo, no está diseñada para contrarrestar las acciones de política monetaria que inevitablemente llevarán a una recesión en el 2023, dicho esto, estas son las medidas anunciadas:
- Otorgar a las empresas firmantes que realizan importación y distribución de alimentos e insumos para su envasado una licencia única que las exime de todo trámite o permiso -incluyendo aquellos de la SENASICA y Cofepris-. Además, se condona el impuesto general de importación.
Cualquier reducción de la burocracia y tramitología es bienvenida, pero no toda es deseable o aplica de manera tan general o abierta; no se trata de surtir anaqueles solamente, sino de mantener la seguridad de la población, eliminar riesgos innecesarios y surtir anaqueles; eso se llama eficiencia; por ello eximir de permisos incluyendo a los de la COEPRIS no es una buena idea. Finalmente condonar impuestos por importar es una pérdida de ingresos para un Gobierno que gasta mucho, gasta mal y hace gastos sin retorno, también es una medida contraproducente en el mediano plazo.
- Suspender la revisión de toda regulación -incluyendo la sanitaria- que encarece la importación de alimentos y su movilidad dentro del país, tales como aranceles, barreras al comercio exterior no arancelarias y otros requisitos.
De nuevo, esta medida es eliminar barreras a la circulación de bienes y productos, sin embargo, el problema de que el consumidor se encuentre con productos caros, no radica en revisiones caras, sino en intermediarios que van robusteciendo el precio hasta multiplicarlo a niveles ridículos. Un ejemplo es la papa, el producto vale a pie de hortaliza $3.15 pesos el kilo y el ama de casa la compra en el mercado sobre ruedas en $45.00 pesos, el diferencial se lo queda el introductor, esta medida no sirve en esos casos (que son mayoría).
- Mantener la política de contención al precio de los combustibles y electricidad establecida desde diciembre 2018 -es decir, no incrementar el precio por encima de la inflación-, y contener las tarifas de las autopistas concesionadas al FONADIN y a
CAPUFE
La medida suena bien, el consumidor lo agradece, pero el costo de esto va a ser muy alto en el mediano plazo, si los recursos siguen saliendo de las exportaciones de petróleo sobrevaluadas. La “Reforma Energética” tenía su lógica y de nuevo, el consumidor tarde o temprano lo padecerá.
Con respecto a las medidas de contener tarifas en carteras no está mal, sin embargo, falta incluir mejor seguridad para transportes de mercancías, pasajeros y particulares, combatir las cuotas que la delincuencia organizada cobra por la seguridad de los transportes, porque este costo, las empresas se lo trasladan al consumidor (o pueblo si se prefiere).
- El precio máximo promedio de la canasta básica acordada es de $1,129 pesos por los 24 productos que se habían contemplado en el anterior PACIC. Se contempla que se reduzca este monto en 8% a $1,039 pesos en promedio.
Este punto es simplemente imposible, está mal redactado y seguramente mal diseñado, hasta donde sabemos.
Es imposible porque de la canasta que se compone de 24 productos de consumo la población no conoce qué debe comprar, ni siquiera que hay una canasta definida; los precios no se mueven de manera general en todo el territorio nacional, por ejemplo el “Pan de Caja” o “Pasta para sopa” el consumidor compra primera que se encuentra en el anaquel o el mercado; es decir, no hay una definición clara de los productos protegidos por esta estrategia y bajar en 8% el valor total de dicha canasta, se ve imposible.
Una propuesta interesante, sería que se armara una canasta con base nutrimental para un hogar con dos adultos, dos adultos mayores y dos niños al menos, publicarla y hacer la PROFECO y la gente (el pueblo), verifiquen juntos el cumplimiento de dicha estrategia.
- Las empresas se comprometen a no subir los precios de la harina de maíz utilizada para la tortilla durante la vigencia del acuerdo.
Buena idea, pero falta incluir a los intermediarios.
- Se cancelará exportación de maíz blanco, sardina, frijol y chatarra de aluminio y acero utilizado en los envases de alimentos.
Esta medida es correcta por el lado del maíz y el frijol, si lo que se desea es garantizar el consumo interno, sin embargo, en un momento en que los precios internacionales son altos dejar de exportar lo que sea, incluida la chatarra, es perder poder de una balanza comercial superavitaria.
La mejor estrategia sería incentivar las exportaciones de todo lo que se pueda y sustituir la oferta disminuida en los mercados internacionales.
Ojalá que estas medidas sirvan para paliar la inflación, es mi mejor deseo. Déjeme sus comentarios, para mí son muy importantes.