Por El Hombre de Negro
Una noche de celebración que terminó en tragedia. Así podría resumirse el accidente automovilístico que marcó la vida de Rick Allen, baterista de la banda británica Def Leppard, quien a los 21 años perdió su brazo izquierdo en un choque que pudo haber terminado con su carrera… pero no con su espíritu.
El accidente
El 31 de diciembre de 1984, Rick Allen conducía su Chevrolet Corvette cerca de Sheffield, Inglaterra, acompañado de su novia. En una curva, a alta velocidad, intentó rebasar a otro vehículo y perdió el control. El auto se estrelló contra un muro de piedra y dio varios giros antes de detenerse. En medio del caos, Allen fue expulsado del automóvil, y el cinturón de seguridad que no llevaba correctamente colocado le provocó la amputación traumática del brazo izquierdo.
Los médicos lograron reimplantarle el brazo, pero días después se infectó y tuvieron que amputarlo por completo. Para un baterista, esto parecía el final de su carrera. Sin embargo, Rick Allen no se rindió.
La superación
Decidido a seguir tocando, Allen trabajó con ingenieros y diseñadores para crear un kit de batería electrónico personalizado, que le permitiera tocar con una sola mano y los dos pies. El nuevo sistema incluía pedales que reemplazaban las funciones del brazo perdido.
Con meses de intensa práctica y la decisión unánime de la banda de no reemplazarlo, Rick Allen regresó a los escenarios en 1986 durante el festival Monsters of Rock, en Donington Park. Fue recibido con una ovación masiva.
Un símbolo de resiliencia
Desde entonces, Rick Allen se ha convertido en un símbolo de superación personal y fuerza de voluntad. No solo continuó como baterista de Def Leppard —una de las bandas más exitosas del hard rock y el glam metal de los años 80—, sino que también ha inspirado a miles de personas en todo el mundo.
A lo largo de los años, Allen ha compartido su experiencia en conferencias, obras benéficas y exposiciones de arte, demostrando que incluso las tragedias más duras pueden dar paso a nuevas formas de creatividad y propósito.
Hoy, Rick Allen no solo es recordado por los potentes ritmos que marcaron himnos como «Pour Some Sugar on Me» o «Hysteria», sino también como un ejemplo de cómo la pasión y la determinación pueden vencer cualquier obstáculo.