El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes una escalada en la política de presión contra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. La medida consiste en la orden de «bloqueo total y completo» de todos los buques petroleros sancionados que busquen entrar o salir de Venezuela.
Esta disposición representa un paso significativo en las acciones de Washington, cuyo objetivo es intensificar el aislamiento económico de Caracas y restringir las operaciones que permiten al país sudamericano exportar su crudo y recibir suministros. La orden ejecutiva busca impedir el tránsito de estos buques en aguas internacionales si están vinculados a las sanciones impuestas previamente por el gobierno estadounidense.
La estrategia de la administración Trump ha buscado persistentemente desestabilizar las principales fuentes de ingresos del régimen de Maduro, siendo el sector petrolero la arteria vital de la economía venezolana. Al enfocar el bloqueo directamente en las embarcaciones, se eleva el riesgo para las navieras y las aseguradoras internacionales, dificultando aún más cualquier intento de transacción petrolera fuera del marco legal estadounidense.
Analistas internacionales sugieren que este endurecimiento podría tener repercusiones directas en el suministro de combustible dentro de Venezuela, donde la escasez ya es un problema crónico. Además, podría tensar las relaciones de Washington con países que continúan comerciando con Caracas, obligándolos a tomar partido en el conflicto de sanciones o buscar rutas marítimas alternativas y más costosas.










