Por: Margarita Sánchez.
La Asamblea General de Naciones Unidas, a partir de su sexagésimo tercer período de sesiones, el 26 de noviembre del 2007, proclamó el día 20 de febrero de cada año el Día Mundial de la Justicia Social.
Esta celebración, busca apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, así mismo, la igualdad de género, el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.
La Asamblea General, reconoció que el desarrollo social y la justicia social, son indispensables para la consecución y el mantenimiento de la paz y la seguridad en las naciones y entre ellas.
Se indicó que, el desarrollo social y la justicia social, no pueden alcanzarse de no haber paz y seguridad, ni respeto en cuanto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
La finalidad de la justicia social, es el equilibrio entre los diferentes sectores de la sociedad, y para lograr los objetivos, es necesario conservar y desarrollar fundamentalmente la educación, la salud, la alimentación adecuada y vivienda digna, el derecho al trabajo debidamente remunerado, la divulgación de la cultura solidaria y el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, y así mismo, fortalecer la seguridad y certeza jurídica. El derecho a la igualdad sin distinción de género, la raza, el credo religioso o posición económica, también son parte de estos sectores.
El 10 de junio de 2008 la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptó la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre la justicia social para una globalización equitativa. La Declaración se centró en garantizar resultados equitativos para toda la población, a través del empleo, la protección social, el diálogo social y los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
El logro de esta justicia social, está estrechamente vinculada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.