Escribe:-Luis Tovar
Esteban se sentó en la llanta de tractor que alguien dejó abandonada en medio del potrero; junto a la llanta el basurero despedía olores putrefactos, seguido de un cortejo de gusanos y millones de moscas. Ahí tres perros afanosamente cavaban un hoyo pegado a prístino pirú, aunque el sol era abrazante los perros no cesaban, jadeaban por el esfuerzo, de vez en cuando sus cabezas se erguían para ver al intruso de Esteban; pero sin abandonar su ardua tarea.
Esteban imaginó entonces que los animales descubrirían en el agujero un gran tesoro; ya estaba soñando con riquezas, playas, países lejanos, mujeres, viajes y una vida sin hacer nada, darse los lujos que siempre deseo. En el peor de los casos pensó que debajo de aquella tierra negra podría emerger a la luz un cadáver descompuesto. Desesperado corrió a los perros con piedras de aquel lugar, ya habían escarbado casi un metro de profundidad por dos de largo, se detuvo a mirar al interior.
Esteban sintió de pronto un fuerte dolor en el pecho, se tocó con las manos, vio que su propia sangre brotaba a raudales desde un pequeño orificio de bala, pero ya no pudo pensar más, su cuerpo cayó pesadamente dentro del hoyo.
Ex basurero en La Rueda, San Juan del Rio. Qro.
LE JOS UIS