Por: Margarita Sánchez.
El Día de la Candelaria es una de las tradiciones de la religión católica más arraigadas en México y se celebra cada 2 de febrero. La dinámica de esta celebración comienza con la famosa partida de rosca de Reyes Magos: quienes encuentren en su rebanada de rosca un muñequito que representa al niño Dios, serán los encargados de comprar los tamales para la Candelaria.
La celebración del Día de la Candelaria en México tal cual la conocemos hoy en día, es un sincretismo entre la religión católica y la cultura prehispánica. Dentro de la religión católica, se celebra la purificación de la Virgen María después del nacimiento del niño Dios, quien lo llevó a la iglesia para hacer este ritual justo 40 días después del parto, es decir, el 2 de febrero.
Por otra parte, aún durante la Conquista en México, muchos pueblos indígenas rendían culto a sus propias deidades. Uno de sus rituales era la celebración del inicio del Atlcahualo, fecha en la que se riegan los campos y se rinde tributo con mazorcas de maíz a los dioses Tláloc y Chalchiuhtlicue para tener buenas cosechas durante todo el año.
La fecha del inicio del Atlcahualo y la purificación de la Virgen María con el niño Dios coincidieron entonces, lo que los españoles aprovecharon para continuar con la evangelización de los pueblos indígenas y transformar sus rituales en costumbres que ayudarán al proceso de catequización. Con el paso del tiempo, la celebración católico-prehispánica fue evolucionando y transformándose en lo que ahora conocemos como Día de la Candelaria.
Es una tradición llevar a los niños Dios de los nacimientos navideños a la iglesia este día. En México se acostumbra a engalanar con vestimenta especial específicamente confeccionada para este ritual e incluso existen tiendas especializadas en este tipo de ropa.
La costumbre data del siglo VI una vez que se comenzó a celebrar la fiesta de Purificación de la Virgen María y la presentación del niño Dios en la iglesia.
Durante las celebraciones del inicio del tiempo fértil de la tierra, los mexicas rendían tributo a Tláloc y Chalchihuitlicue regalando maíz y posteriormente tamales. Una vez que ocurrió el sincretismo cultural entre los pueblos prehispánicos y la religión católica, los tamales se preparaban para servirse en las reuniones del 2 de febrero después de acudir a la iglesia.
Además de tamales, el Día de la Candelaria se acostumbra a servir variedades de atole (bebida hecha también a base de maíz), chocolate o café.
De acuerdo con escritos del misionero franciscano Fray Bernardino de Sahagún, en el México prehispánico existía gran variedad de tamales preparados con diversos ingredientes, entre ellos el chile, jitomate, calabaza, carne de faisán, pavo o codorniz. Este rico platillo también ha ido evolucionando y ahora podemos disfrutar de riquísimas y hasta exóticas variedades de tamal.