Joaquín Antonio Quiroz Carranza
El estrés no es otra cosa que la respuesta orgánica y emocional a un conjunto de fuerzas opresoras derivadas de las condiciones sociales, económicas, ambientales y relacionales en las que se vive, esto es ¿Dónde y con quién vivo, cómo me relaciono con las demás personas, cómo satisfago o no las necesidades básicas, cuáles son las características del sitio de vida, cómo gano el pan nuestro de cada día, qué oportunidades de movilidad social dispongo, qué tanto me conozco a mi mismo?
El estrés es la respuesta a la forma en que me alimento, a la contaminación, al hacinamiento habitacional, a la falta de servicios, al desempleo o subempleo, a la falta de oportunidades laborales, a la escasez, a la opresión familiar o laboral, al hacinamiento en los medios de transporte, al marco ideológico y religioso, al miedo, entre otras muchas.
El estrés se manifiesta con dolor, insomnio, ansiedad, depresión, debilidad, irritabilidad, frustración, pérdida del sentido de vida, o situaciones de mayor gravedad. La relación entre fuerzas opresoras y la respuesta denominada estrés o tensión puede causar daños leves o la pérdida de la vida, cuando ésta relación supera los niveles de tolerancia del organismo.
Tras la pandemia del miedo y la mentira muchas personas manifiestan lo que se denomina estrés postraumático causado por el encierro, las vacunas, la propia enfermedad, el uso indiscriminado del cubreboca, la paranoia, el conteo mortuorio y la falta excesiva de pensamiento crítico para asumir la pandemia, su tratamiento y consecuencias desde una óptica de libre albedrío y pensamiento crítico.
Uno de los grandes aportes positivos de la pandemia fue que nos recordó que los seres humanos somos entidades biológicas mortales, que cada uno de los integrantes, de esto que denominamos humanidad, tiene una fecha de caducidad, y que en definitiva el exacerbado miedo a morir, es también miedo a vivir, puesto que no sabemos de dónde venimos, hacia dónde vamos, cuál es nuestro propósito o misión en este plano existencial y más aún, cuál es nuestro aporte, es decir de qué forma vamos a trascender, y no ser solamente un individuo más que alimenta al sistema hegemónico.
Para recuperar nuestra vida tenemos que construir una verdadera realidad no la que nos inventan desde los centros monopólicos de poder con sus infiernos y paraísos, con su chispa de la vida, con sus sistemas de salud que mantienen enfermos a los impacientes, con su consumo voraz. Nuestra vida es la única oportunidad en este plano existencial, aprovecharla o no es una decisión. La decisión debería ser aprovechar la vida siendo felices y buenos, y no malgastarla y perderla sin sentido alguno. Si deseas mayor información llama al 442 3775127 o manda mensaje de whatsapp.