Cuando faltan menos de 5 meses para que se verifique el próximo proceso electoral, hay una gran interrogante que se hacen los ciudadanos “sin partido”. ¿Qué fuerza política saldrá más desgastada de sus procesos internos?
Entendiendo por “desgaste” todo ese cúmulo de aspiraciones individuales, que al interior del Partido Político se frustran de arranque, o terminan por truncarse por el peso específico de los mismos actores. En la mayoría de los casos es un hecho que se abren heridas que no “cierran” de inmediato e incluso algunas así se quedan por largo tiempo.
En éste contexto tenemos que comenzar por lo que acontece al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI). No sólo por el atípico número de aspirantes que levantaron “la mano” en esta oportunidad, sino también por los “crudos mensajes” que han mandado, principalmente a su dirigencia estatal.
Los primeros priistas en demostrar que la famosa “operación cicatriz” está lejos de ocurrir, fueron los “sanjuaneses” Gustavo Nieto Ramírez, Marcelo Lara y Ana Lilia Aguirre. Tras ser bajados de las listas, para poder obtener registro a candidaturas locales, estos personajes señalaron a su dirigencia estatal y en el caso de Marcelo Lara incluso se inició un proceso de impugnación.
En otros municipios como Ezequiel Montes, Cadereyta, Pedro Escobedo entre otros, al igual se escucharon voces de inconformidad. Sin embargo lo que más llama la atención son “los jaloneos” que se están dando por la candidatura priista al senado.
El único registro que prosperó fue el del ex delegado de la SEDESOL en la entidad Ernesto Luque Hudson. En la lista de espera se quedaron 3 personajes que por su peso y trayectoria hacen prever que “la cosa” no va aparar allí.
El ex diputado federal Jesús Rodríguez amagó con formar su propia fuerza política para el 2021, el actual diputado Braulio Guerra “coquetea” con irse a MORENA, justamente en la posición que le negó su partido y el único “disciplinado” en apariencia es el otro diputado federal Hugo Cabrera.
Pero en el PAN también se “cuecen habas”. A pesar de que el método de selección al interior de dicho partido fue la “designación” de candidatos; la puja por la “joya de la corona” -en la que se ha convertido la candidatura al Senado- está más disputada de lo que muchos se pueden imaginar.
El primero en semblantear la posibilidad de llegar al senado bajo los colores de Acción Nacional, fue desde luego el actual alcalde Capitalino Marcos Aguilar. Lo mismo adelantó el actual diputado federal Armando Rivera, quien incluso se apuntó temprano en la lista.
Sin embargo “la cargada” de panistas queretanos en la que debemos incluir a Lupita Murguía, fue para el actual edil del municipio de Corregidora Mauricio Kuri. Por encima de la mesa Armando Rivera ya adelantó que en caso de que él no sea “el elegido” no impugnará el proceso.
En realidad el golpe “por debajo de la mesa” que colocó Armando Rivera, directamente al Comité Nacional y Estatal, fue por medio de una encuesta en la que el ex alcalde asegura que Mauricio Kuri, no garantiza el triunfo para el PAN. Según el sapo fue la pedrada.
Finalmente al interior de MORENA también se está dando un desgaste, por más sordo que sea éste y por más que lo quieran aparentar. La realidad es que la división traerá repercusión en los votos.
El conflicto se deriva con la estructura de dicha organización, por la inclusión de “cuadros” provenientes de otros partidos políticos. Allí el dirigente estatal Carlos Peñafiel Soto ya “tomó partido” y se puso del lado de los “nuevos invitados” a los que los “fundadores de MORENA” han gustado en llamar “basura política reciclada”. Así se llevan, por aquellos rumbos… y a estas alturas nada para nadie ni siquiera en la escalera de los lugares…
Por Claudio Osornio