Me gustaría caminar por la noche allá donde la montaña se funde con la vida, en ese lugar de empedradas calles pueblerinas, sentir la brisa de la soledad, llevar sólo como guía mi instinto alumbrado de luciérnagas; hasta que aparezca el lucero de la mañana y para hacer soluble el cansancio y la fatiga, de esa andanza, tomarme una gran taza de café, de altura pues, y con ello renovar mi memoria, vigorizar las ideas para regresar de nuevo a este mundo que nos toca.
Edilzar Castillo Q.E.P.D.
LEYENDA DE ALFONSO.
Allá por el barrio de las Cruces, una tarde nublada pardusca y fría como todas las del invierno, Alfonso fue a persogar su caballo, a un llano rodeado de una arboleda, donde atravesaba un riachuelo. Al ir de regreso a su casa, tuvo la sensación de que el tiempo se detenía, ya que, de pronto , observó que las aves del campo dejaron de trinar quizás presintiendo algo malo o por la hora se hubiesen refugiado en sus nidos, el sintió que un escalofrío le recorrió el cuerpo, en ese instante tuvo la mala fortuna de encontrarse con el demonio, según él, fue agarrado a golpes y transportado a un túnel sin salida, algo parecido a caer a un abismo girando sin detenerse, después fue arrastrado a lo más profundo de una cañada, donde quedó inconsciente. Su familia al ver que había pasado más tiempo de lo normal en su recorrido, se organizó para ir a buscarlo, no logrando encontrarlo en el sitio donde su caballo pastaba tranquilamente, como ya se aproximaba la noche, regresaron a su casa, pensando que en cualquier momento Alfonso llegaría. Pasó toda la noche y no apareció, al día siguiente, con más gente de la comunidad, empezaron a peinar toda la zona alrededor del lugar de donde había desaparecido, sin resultados. Al tercer día, descubrieron que el monte tenía señales de que algo había sido arrastrado, y siguiendo estas huellas llegaron hasta la cañada, donde estaba Alfonso dando vueltas alrededor de un árbol de mezcal y pronunciando improperios, como que había perdido la cordura, Alfonso se encontraba arañado y con moretones en todo el cuerpo, daba la impresión de haber librado una cruenta batalla, lo llevaron a su casa, según comentan sus familiares se pasó ocho días hablando con alguien que no veían, por ésta razón, le hicieron una novena y con curaciones nativas lograron sacarle al demonio del cuerpo, Alfonso poco a poco fue recuperando la razón, e inicio su vida normal, pero jamás comentó este suceso.
Edilzar Castillo Q.E.P.D.