Del encanto al desencanto digital: el ciberacoso

ReconocerÚltimas Noticias
Vista: 55

En la entrega anterior hablamos de un concepto relativamente joven, pero tan maduro que toma por sorpresa a cualquiera: el ciberacoso (o ciberbullying). Ya no es un problema exclusivo de un grupo de personas, sino de todos como sociedad.

Desde entonces, algunas de las historias que se contaron fueron tan absurdas como dolorosas: una afectación en la escuela que terminó con la policía cibernética a la puerta; un menor que se inventó el perfil de una chica atractiva para pedir recargas y conversar con personal docente; imágenes de “packs de papas” enviadas a encargadas administrativas que solo habían compartido su número para recibir información de trámites; y esas jovencitas que, con aguja e intención, ajustan sus uniformes para que el pantalón dibuje la cadera y provoque el lente ajeno. No es coquetería adolescente ni rebeldía: es un juego de poder y atención, un desafío al límite donde el maestro deja de ser figura de respeto para convertirse en tendencia o meme.

Detrás de cada historia hay varios rostros: el que agrede, el que calla, el que observa y el que —por miedo o por morbo— comparte. Nadie es del todo inocente en esta red donde la crueldad se disfraza de contenido y el silencio también golpea. El que sabe usar la tecnología y tiene ideas creativas, se ha vuelto capaz de mover montañas… o de hacerlas caer.

Lo más grave no son las bromas ni los memes, sino lo que dejan detrás: un eco de desconfianza. En las aulas, ya nadie sabe quién graba, quién comparte o quién observa con la intención de exponer al otro. Las cámaras, que antes servían para registrar evidencias o aprendizajes, hoy despiertan sospechas. Y el silencio —ese que antes era respeto— se volvió una forma de defensa.

Hoy, docentes, alumnos, personal administrativo y, en general, cualquiera de nosotros puede ser malinterpretado. Basta una captura fuera de contexto, un comentario en el momento equivocado o una imagen manipulada para que la reputación se tambalee. Hay quienes temen hablar, quienes prefieren no participar o mantener distancia por miedo a convertirse en el tema del grupo o de la red.

Entre unos y otros se instala una distancia invisible: todos conectados, pero pocos vinculados. En la siguiente entrega continuaremos abordando el tema desde diferentes ángulos que nos ayudarán a fortalecer nuestra interacción digital.

Tags: #CIBERACOSO, #CONCIENCIADIGITAL, #PREVENCIÓN, #reconocer, bitacoradiario

Autor

Confirmado: Ciudadanía decidirá construcción de teleférico en Querétaro
Casa de Salud rehabilitada en La Trinidad, Tx.
Portada Bitácora Diario Edición 1615
EDITORIAL
Sigue nuestras redes sociales
Instagram
YouTube
Telegram