Por El Hombre de Negro
Desde los años 70, Deep Purple no solo se ha ganado un lugar privilegiado en la historia del rock por su poderosa fusión de hard rock y heavy metal, sino también por elevar el papel de la guitarra eléctrica a un nivel artístico. En el corazón de este sonido está Ritchie Blackmore, guitarrista virtuoso que convirtió cada solo en una declaración de principios. Su estilo, marcado por la técnica, la emoción y una profunda influencia de la música clásica, dejó una huella indeleble en generaciones de músicos. Esta nota repasa los solos más legendarios de la banda, explicando por qué siguen siendo referentes imprescindibles del rock hasta el día de hoy.
1. “Highway Star” (1972) – La Perfección del Virtuosismo
Aceleración, precisión y estructura: el solo de “Highway Star”, del álbum Machine Head, es una cátedra de técnica con alma. Inspirado en el estilo barroco, Blackmore ejecuta un solo que parece más una fuga de Bach que una improvisación rockera. Cada nota se entrelaza con velocidad matemática, y sin embargo, el resultado no es frío ni mecánico, sino profundamente electrizante. Es un momento donde la teoría musical y la energía cruda del rock chocan para producir uno de los mejores solos de la historia.
2. “Child in Time” (1970) – Emoción y Drama en Cada Nota
En esta épica de más de 10 minutos del álbum In Rock, el solo de guitarra funciona como un clímax emocional. Blackmore comienza con delicadeza, explorando las posibilidades del vibrato y las notas largas antes de llevarnos a una tormenta sonora que crece junto al lamento vocal de Ian Gillan. Este solo no se trata de velocidad, sino de narrativa: cada frase parece gritar angustia y rebelión. Es la guitarra como voz interior, gritando desde el alma.
3. “Smoke on the Water” (1972) – Sencillez que Hizo Historia
Más allá del icónico riff que abre la canción, el solo de “Smoke on the Water” muestra la maestría de Blackmore para construir tensión con economía de notas. Su enfoque minimalista y melódico nos recuerda que no se necesita virtuosismo técnico para emocionar: lo esencial es el buen gusto. Con pausas estratégicas, bends medidos y una impecable lógica musical, este solo demuestra que, a veces, menos realmente es más.
4. “Burn” (1974) – La Explosión de Energía
Con la llegada de David Coverdale y Glenn Hughes, Deep Purple renovó su sonido, y el solo de “Burn” marcó el inicio de una nueva etapa. Aquí, Blackmore desata una tormenta de escalas pentatónicas, licks afilados y una energía desbordante que captura el espíritu de los años más agresivos de la banda. Además, la interacción con los teclados de Jon Lord convierte este momento en una batalla musical explosiva. Es potencia, velocidad y precisión en estado puro.