Hace un par de días se llevó a cabo una marcha en defensa del INE y su autonomía, en defensa del órgano que cuida, que protege y que promueve la democracia. Cientos de miles de mexicanos a lo largo y ancho de la república se dieron cita desde muy temprano. La izquierda acusó de traidores a los asistentes y desestimó la asistencia, la derecha por su parte se colgó la victoria y se hermanó una vez más con los demás partidos que representan a la oposición en nuestro País. Pero más allá de lo que hayamos visto en la marcha, de varias expresiones, diversas formas de concebir una situación, vimos a la gente en la calle. Quizá una de las mayores preguntas, es ¿cómo llegamos a esto?
El domingo las calles de México se vistieron de blanco y rosa para defender una postura, pero en realidad lo que vimos el domingo fue el resultado de un intenso activismo digital, se gestó toda la marcha en las redes sociales, entendimos el poder que tienen estas en nuestros tiempos y sin acarreos o movilizaciones más que post, historias e invitaciones a través de Twitter, se llenaron los espacios públicos. No se trata de agrupar en una sola bolsa a los asistentes, no importó el color dónde más late su corazón, importó la razón y la certeza de no permitir una regresión en México.
Así que como ejercicio de retrospección, es interesante analizar el poder de nuestras acciones digitales y cómo se pueden trasladar a las calles. Basta de intentar convencer con ideologías huecas y sin fondo, las marchas no se deben hacer con camiones y beneficiarios de programas sociales.
Queremos convencer con colores a un país daltónico. No son los partidos los que nos convencen, son las personas que promueven su agenda, personas reales, con ideas reales. Las calles y las redes están llenas de activismo de gente real. Hay que llenar las calles las veces que sean necesarias para exigir desde la protesta y con las ideas, mejores espacios de convivencia para los nuestros, espacios seguros, democráticos e igualitarios, espacios que promueven agendas de respeto a los derechos humanos.
No son las ideologías las que mueven al mundo, son las personas que promueven un pensamiento ideológico, real, alcanzable y mejorable.
Convirtamos nuestros pensamientos en acciones, nuestras publicaciones de redes sociales en carteles y demostremosle a México que su juventud no sólo likea, cuestiona y visibiliza, demostremosle que su juventud está dispuesta a luchar por lo que quiere y defenderse de lo que no le gusta, que está dispuesta a caminar y convencer. Llenemos las calles, de nuestros seguidores de redes sociales.