Por Jerónimo Gurrola Grave
Cuando en mayo de 2019 el gobierno morenista eliminó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que tuvo la misión de evaluar la calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, el entonces presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Senadores y ahora gobernador de Sinaloa por Morena, Rubén Rocha Moya, para justificar la acción, argumentó que: “hacerlo era necesario para la pacificación del país”.
Y como gobernar un país no tiene ninguna ciencia, con esa calidad de inteligentes y sesudos razonamientos como los de Rocha Moya y bajo el principio de la austeridad, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha desaparecido, sin contar los más de 150 fideicomisos, más de 70 organismos, subsecretarías e institutos clave para el país, que por razones de espacio sólo menciono algunos de los más relevantes, como el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), desaparecido en diciembre de 2021, que entre otras cosas era el encargado de apoyar programas de inclusión de género y financiar refugios para mujeres víctimas de violencia. “No entregan cuentas”, los descalificó el presidente López en su mañanera el 5 de enero de ese mismo año.
Entre la larga lista también se encuentra la Administración Nacional de Aduanas, reguladora de la entrada y salida de mercancías del territorio nacional, bajo el control del Servicio de Administración Tributaria (SAT); el Consejo de Promoción Turística de México y ProMéxico, que promovía la imagen del país en el extranjero, a las que AMLO acusó de corrupción. Igualmente sucedió con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), el Comité Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar y el Instituto Nacional del Emprendedor.
Y llama especialmente la atención que en la medida en que se acerca el final de su gobierno, mandó una iniciativa dirigida al presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel Miranda, con su intención de realizar cambios en la Administración Pública Federal, eliminando o fusionando 18 organismos más de la Administración Pública, entre los que destaca la eliminación de la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional Anticorrupción, seguramente con la intención de ocultar el mal manejo de los recursos de los mexicanos.
El Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información Gubernamental y Protección de Datos Personales (INAI), organismo autónomo que ha sido pieza clave a lo largo de 20 años, como contrapeso y mecanismo de rendición de cuentas y evitar la corrupción, fue eliminado por decreto. Nuevamente, para justificarse, “¿para qué sirven? Dijo. “No sirven para nada”, acusó tramposa y cínicamente el presidente López Obrador en su conferencia mañanera, y señaló que ese organismo autónomo nació de “un gobierno mantenido y bueno para nada, era una fachada para encubrir las corruptelas de los funcionarios”.
Igualmente en el caso de la Agencia de Noticias, NOTIMEX, de la que dijo de forma ofensiva a la inteligencia de los mexicanos, no es necesaria, pues para eso están las mañaneras. Para justificar sus maniobras, obviamente, la 4T ha argumentado que este proceso de desaparición de instituciones obedece a la política de austeridad y de combate a la corrupción que AMLO prometió en campaña, aunque no hay pruebas que sustenten la decisión de las instituciones que son absorbidas por otras y de las que desaparecen por completo. Con los cambios administrativos y la desaparición de organismos, ¿qué ahorros ha logrado el gobierno de la 4T y qué se ha hecho con ese dinero supuestamente ahorrado? Lo más seguro es que circule entre los funcionarios de Morena, en sobres amarillos.
Igual que han querido hacer con el Instituto Nacional Electoral (INE), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), poner en manos del ejército la Guardia Nacional, con el INAI continúa con su plan de agandallarse el poder de manera absoluta y ocultar la corrupción de sus gobierno para mantener el poder a través de sus corcholatas. Mucha razón tiene el Ing. Aquiles Córdova Morán, dirigente de los antorchistas en el país, en su más reciente libro, muchos de los más de 30 millones que votaron por López Obrador, han pasado de la esperanza a la decepción.