Bitácora 689.-
Escribe:-Adriano Herrera Álvarez
Hoy, es domingo 31 de octubre del 2021, son las 12:30 p.m. del nuevo horario, estoy en mi estudio, muy cómodo, escuchando los Tríos para piano y cuerdas de Johannes Brahms, que son un deleite. Desde ayer me anda rondando por el mundo de las ideas el tema para esta columna, y usted, que leerá esto a partir del 4 de noviembre, apelo a su retroactividad ya que escribo sobre los días de Muertos y otros contextos interesantes.
Díganme, ¿quién no se ha salvado alguna vez de que nos cargue el payaso, o muy a lo mexicano, que nos lleve la chingada? yo creo que muchos, yo por ejemplo, en los ochenta: estrenando mi auto Ford Maverick, de regreso de Puerto Escondido con destino a Acapulco, después de pasar Pinotepa Nacional, en una curva arenosa, en lugar de meter tercera o segunda, frené y empezamos a hacer trompos, nos salimos de la carretera por el carril contrario; una, tuvimos la suerte de solamente recibir algunos golpes, dos, la fortuna de que no venía auto alguno contrario a nosotros, debo decir honestamente que se debió posiblemente a que traía una cruda de espanto y me obnubilé, no dándome tiempo a pensar, lo que estaba deseando con carácter de urgencia, era encontrar una población para comprar unas chelas lo suficientemente muertas para aliviar semejante estado, que no se lo deseo a nadie. Me salió más caro pagarles a los policías federales que a la grúa y la compostura del auto, precisamente en el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa, ya sabrán, la mera tranza llena de amenazas, nos cobraron hasta las marcas que dejaron las llantas en el pavimento, -no puede ser buen gobernador aquel en que sus padres fueron hermanos carnales, digo-. En otra ocasión, como a las once de la mañana, estaba dando clases, repentinamente empecé a tener un dolor agudo en el lado derecho de la ingle, al rato tuve náuseas y al otro rato, pedí permiso para retirarme, el dolor se intensificaba, llegué a casa con un méndigo dolor insoportable, para no extender esto mucho, a las cinco de la tarde estaba en el quirófano, me iban a operar de emergencia, ya que unos minutos más y me habría sobrevenido una espantosa Peritonitis, el Dr. Álvarez del Toro, mi tío, hizo un trabajo excelente, si hubiese estado en la selva, en el desierto, o en algún lugar apartado, seguramente no estaría aquí placenteramente escribiendo para ustedes.
Posteriormente, en una operación de cincuenta minutos hace cinco años, me operaron de la próstata, algo que sucedió en un santiamén, estudiaron mi biopsia y nada de cáncer, sin consecuencia alguna… nunca me han asaltado, no me ha dado una enfermedad grave, no me he muerto a causa de amores incomprendidos -aunque me hayan dejado hecho añicos-, ni he intentado suicidio, hasta eso que la vida, Dios, me ha tratado estupendamente bien.Toda mi familia materna fueron, algunos todavía lo son de Michoacán, en una ocasión mis abuelos me llevaron a Pátzcuaro los días de noviembre en que recordamos a nuestros difuntos, habría yo tenido unos siete u ocho años, recuerdo que el panteón estaba iluminado por infinidad de velas, las había en las lápidas, comida, y bebida con sus tradicionales flores de zempasúchil, retratos, adornos de papel picado, cuadros de la Virgen de Guadalupe y de otros santificados, algunas personas, solamente algunas lloraban, otros muy contentos brindaban con Charanda yo me pregunté: ¿a qué hora vendrán los invitados?, porque nadie tocaba la comida, posteriormente mi abuelo me explicó este ritual, el Día de los Fieles Difuntos y Todos Santos, que fue el paradigma para que otros países como Bolivia, Perú, Ecuador y en menor grado otros países de América Central lo adoptaron como suyo. En 2008, la Unesco declaró la festividad como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de México.
Intrínsecamente no creo en la muerte, sé que el cuerpo muere por necesidad, pero la esencia trasciende, he llegado a esta conclusión a través de estudios profusos y profundos de mi Maestro Deepak Chopra, de Paramahansa Yogananda, textos del Bagabad Gita y muchos más, de que tras de la muerte, mi esencia, nuestra esencia, llega al lugar de donde salimos, del seno primordial, el cuerpo inmenso e infinito del Creador, o tomamos otros cuerpos o ya no regresamos, porque hemos aprendido de verdad ese misterio de la vida. Es muy sencillo, si en nuestra vida hemos practicado el verdadero Amor, hemos sido desprendidos, ayudamos, creemos, oramos, meditamos, posiblemente no haya regreso, esto ¿es muy difícil de comprender?, respeto todas las creencias y dogmas, siempre lo he dicho y lo seguiré adoctrinando, pero ahora después de muchos años y pláticas con teólogos, swamis, gurús, sacerdotes, chamanes, vivencias personales, la idea del Cielo y el Infierno en donde los mal portados arderán para siempre, donde en el Purgatorio vamos a pagar la indolencia y los pecados indescifrables los que venimos a este mundo, “En este valle de Lágrimas en donde nos has colocado” -recordando esta frase de Jorge Ibargüengoitia- ya son obsoletos, en lo personal nunca los he creído, infamias para controlarnos a través del miedo, gracias al Santo Oficio, La Inquisición y toda esa caterva de abyectos pederastas que mataron y siguen matando a quienes no comulgan con sus “teologías”, incluyendo a todas estas instituciones poderosas que están más cerca de lo que supusieramos, con su sede en Santiago de Querétaro, hoy por hoy.
La muerte, ah, la muerte, me ha dolido la muerte de mi madre, muerte oportuna y bendita porque ya estaba sufriendo mucho, igual el deceso de Conchita, mi suegra, mis amigos fraternos, de Alex y Luis Manuel, mis cuñados, de Elvirita, de Carlos mi vecino, de John Lennon, de George Harrison, de Alvin Lee y muchos más, pero no hay en mí, dolor insoportable, porque he cognitado la clase de transición del Hombre, no pasa nada… me ha ayudado la práctica de la Flexibilidad y la Fluidez de pensamiento y de espíritu, acepto la muerte como venga…
Aquí un fragmento de “Si la muerte pisa mi huerto” un poema de Serrat: “¿Quien se acostará en mi cama, se pondrá mi pijama y mantendrá a mi mujer?” ah bueno, eso sí me pone a pensar un tanto inflexiblemente…